Hablando de Normas Oficiales Mexicanas, tratemos la relacionada a la sangre…
En un ya lejano viernes 26 de octubre del 2012, salía publicada en el Diario Oficial de la Federación la Norma Oficial Mexicana NOM-253-SSA1-2012 “Para la disposición de sangre humana y sus componentes con fines terapéuticos”.
Gracias al esfuerzo del Centro Nacional de la Transfusión Sanguínea, el Centro Nacional para la prevención y control del VIH SIDA, el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos, la Cofepris, IMSS, Secretaría de Marina, Sedena, Pemex, Cruz Roja Mexicana, Asociación Mexicana de Medicina Transfusional, ISSSTE y otras instituciones más, personificadas en profesionales sanitarios relacionados a medicina transfusional, se expedía una modificación a una norma previa publicada en 1993, en un afán de reestructurar las condiciones técnicas mínimas relacionadas al procesamiento y administración de la sangre y sus componentes.
Se publicaba dicho documento con el objetivo de contribuir a la confianza en cuanto a la donación de sangre y sus componentes, así como proteger la salud de los donantes, receptores y el propio personal de salud, buscando garantizar la autosuficiencia, reforzar la seguridad de la cadena transfusional y que se pudiera lograr un mejor nivel de atención para donadores, receptores y otras partes involucradas.
De igual manera, se establecieron en dicho documento disposiciones generales para incrementar la seguridad transfusional e instaurar las bases para la hemovigilancia (una herramienta que proporciona información acerca de todo el proceso que abarca desde la donación de sangre hasta la utilización del componente sanguíneo al ser transfundido) para el registro, atención y seguimiento de eventos y reacciones adversas en donadores y receptores. Es decir, establecer ese “control de calidad” de la cadena transfusional, que permita reducir riesgos en la atención de la salud.
Esta norma ha servido como regulador de las actividades relacionadas a la disposición de sangre y sus componentes, promoviendo uniformidad en la terapia transfusional en los establecimientos afiliados al sistema nacional de salud, para que la sangre y componentes sanguíneos reúnan requisitos de calidad necesarios para ser lo más inocuos posibles, no patogénicos, funcionales y viables y por ello intenta dar un marco de acción para evaluar a donantes, obtener, extraer, analizar, conservar, preparar, transportar, suministrar, utilizar e incluso dar destino final a estos productos terapéuticos.
Integrando las actividades del responsable sanitario del banco de sangre, así como información, consentimientos y atención para donantes y receptores, criterios básicos de selección de donantes de sangre, intervalos de donación, características mínimas de calidad de los componentes sanguíneos, conservación de unidades, procesos de fraccionamiento, estudios de inmunohematología, control de materiales y reactivos, pruebas serológicas, algoritmos de diagnóstico, entre otras disposiciones técnico-científicas y administrativas, ha sido un marco de referencia para intentar mejorar la calidad de los servicios de sangre en nuestro país.
Si bien no es una norma perfecta y es imperativa su reestructuración y actualización con la más reciente y mejor evidencia científica, es de reconocer que ha sido de utilidad para mejorar la atención a donantes y receptores en el transcurso de los años. Esto sirve como ejemplo para hacer evidente que, con una estructura sólida, con una supervisión continua y con base en un fundamento científico técnico robusto, así como un seguimiento puntual y apoyo de las autoridades correspondientes, las Normas Oficiales Mexicanas (bien hechas y aplicadas) son de utilidad para proporcionar servicios asistenciales de mejor calidad.
Las terminaciones, cancelaciones o derogaciones sin una fundamentación real, son potenciales generadores de confusión y de una ejecución endeble de los mecanismos de aseguramiento de la calidad mínima para la prestación de servicios de salud. Considero que debe mantenerse una discusión abierta sobre este tema y escuchar y atender la opinión de expertos en la materia. Es tiempo.
Médico Patólogo Clínico. Especialista en Medicina de Laboratorio y Medicina Transfusional, profesor universitario y promotor de la donación voluntaria de sangre