Los encontré hace un par de fines de semana boteando en el semáforo de paseo de la Altiplanicie donde se gira en u para tomar avenida Villas e ingresar a Plaza Cibeles. Carteles en mano, sobre la calzada de hormigón armado, pedían donativos para poder terminar su película, Expediente A.N.A.. En los últimos años, he reseñado algunas experiencias cinematográficas de alumnos del Instituto Irapuato, participantes en las categorías de identidad en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato GIFF. En particular, recuerdo Buscando el green y El arte charro por su calidad y temática social tan necesarias en la gran pantalla. Tras poner mi grano de arena, tomé nota de su contacto para conocer más de cerca el proyecto.
El jueves, 15 de junio, entrevisté al equipo de filmación y me sorprendió que el proyecto no fuese un cortometraje, formato de por sí difícil por la necesidad de condensar en pocos minutos un mensaje memorable. Tampoco era un documental, se trataba de una cinta de ficción de cuarenta minutos con todas las dificultades de producción que esto conlleva. El equipo, compuesto principalmente por mujeres, liderado por Alejandrina Meza Herrera y sus productoras Litsie González Salas y Abigail Sánchez Ojeda, había conjuntado no sólo un grupo de actores jóvenes, Perla Contreras y Jerik Martínez; y de veteranos con muchas tablas como Marco Rizo y Roberto Rivero Barquín; también una larga lista de patrocinadores de muy diversos giros (refaccionarias, estudios de tatuaje, pastelerías…) en un drama que gira alrededor de la desaparición de una estudiante en Irapuato.
La proyección final, cuyo costo financió la colecta callejera, se realizó al día siguiente de nuestra entrevista en Cinemex Jacarandas, a la par de otro largometraje de más de una hora producido por otro grupo de la misma institución. En este punto no considero correcto hacer una crítica comparativa entre ambos trabajos ni subrayar las deficiencias argumentales o técnicas que pudieran encontrarse en ellos. Al contrario, me gustaría destacar que Expediente A.N.A. posee una calidad visual y sonora gratificante, y que su director de fotografía Ángel Silva Vázquez despliega un talento poco común, patente en la precisión de sus encuadres y el manejo de la luz.
Expediente A.N.A. es una muestra palpable de que los jóvenes en nuestra región tienen mucho que decir sobre su realidad y mediante el uso de las herramientas adecuadas pueden no sólo hacernos reflexionar sobre la vida que como adultos les hemos construido; también, a través de la ficción, brindarnos mejores alternativas. Me gustaría pensar que en este tipo de proyectos impulsados en el Instituto Irapuato, se está gestando una generación de nuevos contadores de historias con una mirada crítica a la sociedad que les tocó vivir. Esto, en medio del recrudecimiento de la violencia que experimentamos, me parece una excelente noticia.
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