Este Gobierno -ha quedado demostrado- dizque combate la corrupción, pero lo hace sólo en los dichos, no en los hechos.
Aparejados con Guatemala, México es junto con esta gran potencia citada, el único país de Latinoamérica que ha bajado durante cuatro años consecutivos su ranking en la prevención y lucha anticorrupción. Esto es, desde 2019, en pleno dominio cuatroteísta, bajo la guardia del señor López con todo y su militarización del País.
La evaluación la realizó Americas Society/Council of the Americas y la empresa Control Risks, que elaboran un índice llamado Capacidad para Combatir la Corrupción.
En este índice, México, bajo la 4T, no sólo no avanza, sino que tuvo un retroceso interanual de 14% en la variable que evalúa a los organismos anticorrupción. Lo cual resulta lógico, pues es una consecuencia de un Presidente que dedica su tiempo -en lugar de gobernar para todos- a agredir a sus rivales políticos (reales o percibidos), atacar a los medios, a ciudadanos, a empresas, todo ello sin prueba alguna más que sus dichos que percolan resentimiento y odio.
Se desfigura el “líder moral” de la Cuarta Transgresión lanzando insultos de cantina a quienes ese día o uno anterior le habrán dicho una que otra verdad incómoda, o simplemente cuya existencia le molesta, como don Claudio X. González Guajardo, a quien le achaca -sin prueba alguna- un rosario de faltas completamente infundadas.
Los dichos del Presidente, lejos de poseer alguna verdad constructiva que pueda asistir a México a salir de su retroceso, se han convertido en una especie de diarrea verbal en la que ventila sus odios, sus resentimientos, sus complejos. No filtra, no mide, no respeta, no se apega a la verdad: son sus diatribas meras exhalaciones en las que asoman sus viejas rencillas y añejos resentimientos que nada tienen que ver con los retos que enfrenta México hoy.
No vive el señor en el presente, no piensa en un México moderno, en el que reinen la paz, el orden y la justicia, en el que no haya récord de asesinatos, en el que la economía crezca a un ritmo de dos dígitos, en el que abunden los empleos con salarios dignos, en el que haya unidad y SINERGIA absoluta con nuestros principales socios comerciales: los Estados Unidos de Norteamérica.
Observen ustedes, amables lectores, los temas que aborda en su guiñol matutino el señor López: por ejemplo, adivinar quién será el candidato o candidata presidencial de la oposición.
El señor ya puso y dispuso de sus candidatos, ya les organizó sus campañas y tapizó la CDMX con sus panorámicos (¿y quién pompó?) tras ofrecer que “no se metería en las elecciones”, antier habló de sus corcholatas y las recomendó al electorado porque continuarían con la Cuarta Transgresión.
Desde que se impuso mañosamente para que quedara la Taddei en el INE para hacerle sus mandados, no guarda recato alguno, se mete y se remete en temas electorales que le están vedados. Pero ahora, no conforme con entrometerse en su propio proceso, pretende hacerlo TAMBIÉN ¡con el candidato o candidata que será de la Oposición! Y sale con la hiperlactancia -él o sus alfiles- de que “los copiaron”.
Como si la Cuarta Trastornación hubiera inventado las encuestas y las consultas primarias. ¡Por favor, maduren un poco! Dedíquense a lo suyo y no hagan caballo de mil pesos a sus rivales hablando de ellos constantemente, demostrando así que les tienen miedo.
En especial, nos parece que le tienen PAVOR a la Senadora Xóchitl Gálvez, porque ante ella TODAS las corcholatas morenistas se miran fifís. La Sheinbaum tomaba clases de ballet, con todo y zapatillas con tutú, mientras Gálvez vendía gelatinas y Ebrard -años más tarde- paseaba en el Metro de París.
No hay otra razón que explique la intromisión de López en el proceso ajeno de selección a candidato presidencial. ¡Y hasta ofrece ser adivino y en “dos o tres días” revelar quién será el candidato!
O sea que lo que quiere es DESTAPAR ÉL también a la Oposición. No quedó satisfecho con los propios, sino que también quiere develar los ajenos.
¿Y qué tal si mejor gasta su energía en GOBERNAR, en solucionar los problemas de inseguridad, desconfianza, división y mala diplomacia que nos aquejan?