“Gallina que come huevo, aunque le quemen el pico…” nos recuerda la conseja popular; así percibo a Alito, por lo que espero que, de nuevo, traicione al Frente Amplio por México en cualquier momento.

Algunos analistas y comentaristas definen a AMLO como un “Animal Político”, no con un sentido peyorativo sino descriptivo, dada su habilidad para liderar y conducir procesos y personas para el logro de objetivos políticos, mayormente “sus” objetivos políticos. Algo de lo que el mal llamado “bloque opositor” carece, ya que muchas veces, consciente o inconscientemente juegan el papel de comparsas del proyecto político de AMLO. El bloque opositor lo conforman tres partidos políticos, el PRI dirigido (o administrado) por Alito Moreno, el PAN, en mi opinión manipulado por Marko Cortés, y lo que queda del PRD, en algún momento representación política de la “izquierda” mexicana, hoy solo un cascajo con el que lucra un grupúsculo de políticos autodenominados de “izquierda” que, para conservar el membrete se sometieron a la conducción política y administrativa de la derecha nacional.

Decía que a Alito Moreno lo considero un personaje deleznable y traicionero con tremenda cola de corrupción que representa lo peorcito de la política y de la historia política de México, representada por el otrora partidazo, El PRI, al cual hoy dirige para servir a sus intereses personales y de grupo; al grado que en contra de sus propios estatutos y acuerdos, manipuló al Consejo del partido para adecuar sus estatutos y perpetuarse en el poder (liderazgo del partido) más allá del período para el cual fue electo, con el vergonzante aval de sus “contlapaches”, el líder del PAN y el líder del PRD (que se dicen demócratas), lo que dividió al partido tricolor y obligó a destacados (no necesariamente honestos) militantes, a renunciar… A Marko lo considero un político corrupto (Corromper: pervertir, depravar, enviciar, viciar, malear, descaminar.) que violentó los principios y valores fundacionales del PAN para privilegiar sus intereses, los de su grupo y la “rentabilidad política” de los procesos y acciones políticas y electorales, incluida la selección de representantes y/o candidatos, lo que mancha a la institución y la filosofía con la que fue fundado el partido azul… A Jesús Zambrano lo veo como un vividor de la política que renunció a defender principios y valores para poder mantener el registro aliándose con la “derecha” y seguir lucrando política y económicamente.

Dicho lo anterior, se presenta un dilema ante la urgente necesidad de “detener” el deterioro social e institucional derivado de la pobre y eventualmente perversa gestión de la 4aT: ¿Cómo ganar la elección del 2024 a Morena?… Dada, mi ingenuidad personal y mi ignorancia política, mi respuesta es sencilla: ¡Haciendo lo correcto!; y de ello surgen mis cuestionamientos: ¿aliarse con el PRI, un partido que nos robó y que tiene un 70% de rechazo social, de probada corrupción institucional y política, es hacer lo correcto?, ¿unirse con el PRD en el que militan, en mi opinión, lumpen´s de la política como Silvano Aureoles y Mancera, es lo correcto?, ¿mantener al frente del PAN a Marko Cortés, un político que violentó el principio ético de que: “El fin no justifica los medios” y acabó con la congruencia del partido, es lo correcto?; y así podría seguir cuestionando la propuesta que propone que para detener a la 4aT se hace necesario aliarse con “cualquiera”, buscando cantidad y no calidad; lo que, opino, da por resultado una propuesta política muerta.

Cierro el presente con un pronóstico personal de lo que va a suceder, a partir del poder coercitivo que tiene el gobierno federal al contar con las instituciones de impartición de justicia para influir políticamente sobre cualquier político con antecedentes (cola que le pisen): En mi opinión, YSQ va a “presionar” a Alito (a cambio de impunidad) para abortar o corromper a la alianza, manipulando la selección del candidato del Frente… En esa línea de pensamiento, tiene sentido que AMLO “infle” a Xóchitl para que Alito la desinfle, la vuelva desechable y con ello se divida el voto opositor y, además, que se devalúe cualquier candidato que surja, favoreciendo a quien el “supremo elector” de Morena designe como “corcholata” ganadora, con una estrategia política que el mismo Maquiavelo envidiaría… ¡Así de sencillo!

Un saludo, una reflexión.

Santiago Heyser Beltrán

Escritor y soñador

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