En mil novecientos veinticuatro, hace noventa y nueve años, André Breton publicó el “Manifiesto Surrealista”. 

Un segundo Manifiesto sería publicado por él mismo en el año de mil novecientos treinta, y los prolegómenos a un tercer Manifiesto en el año de mil novecientos cuarenta y dos. 

Debemos recordar que la palabra “surealismo” fue primeramente introducida por el poeta Guillaume Apollinaire en mil novecientos diecisiete. 

De hecho, Apollinaire usó este término en las notas a programas del empresario Sergei Diaghilev para la compañía de los Ballet Rusos que curiosamente operó en muchas partes del mundo, pero no en Rusia, entre mil novecientos nueve y mil novecientos veintinueve, para el ballet “Parade”, obra de un acto con escenario de Jean Cocteau y música de Erik Satie. 

En esta obra Cocteau describió el ballet como “realista” mientras que Apollinaire se refiere a éste como “surrealista”, nombre que prevaleció. La compañía de los Ballet Rusos es considerada como la más influyente compañía de Ballet del siglo pasado, fue también una importante plataforma para el movimiento surrealista, allí Diaghilev encargaba trabajos a compositores como Igor Stravinsky, Claude Debussy, Sergei Prokofiev, Erik Satie, y Maurice Ravel, entre otros, y a artistas como Vasily Kandinsky,

Alexandre Benois, Pablo Picasso y Henri Matisse, además de que participaban como diseñadores de vestuario personas de la talla de Léon Bakst y Coco Chanel entre otros.

La Real Academia Española define el surrealismo como “movimiento artístico y

literario que intenta sobrepasar lo real impulsando lo irracional y onírico mediante la expresión automática del pensamiento o del subconsciente”. 

De hecho, en el Manifiesto André Bretón escribió: “Surréalisme, Automatisme psychique pur par lequel on se propose d’exprimer, soit verbalement, soit par écrit, soit de toute autre manière, le fonctionnement réel de la pensée. Dictée de la pensée, en l’absence de tout contrôle exercé par la raison, en dehors de toute préoccupation esthétique ou morale”. (tr. Surrealismo, automatismo psíquico puro por el cual se propone expresar, ya sea verbalmente, por escrito, o de cualquier otra manera, el funcionamiento real del pensamiento. 

Dictado del pensamiento, en ausencia de cualquier control ejercido por la razón, fuera

de toda preocupación estética o moral). Algunos ejemplos de surrealistas

dados por Bretón mismo son: Aragon, Baron, Boifard, Breton, Carrive, Crevel, Delteil, Desnos, Éluard Gérard, Limbour, Malkine, Morise, Naville, Noll, Péret, Picon, Soupault, Vitrac.

Dos ejemplos de diálogos surrealistas dados por Bretón son (traducidos del francés):

– ¿Qué edad tiene usted? – Usted.

– ¿Cómo se llama usted? – Cuarenta y cinco casas. 

Los ejemplos de surrealismo en poesía son abundantes y muchos de ellos conducen a metáforas de extrema belleza, los siguientes ejemplos son presentadas por Bretón:

-En el arrollo hay una canción que fluye.

-El día se extendió como un mantel blanco. 

A casi un siglo de distancia podemos preguntar si pensar que una persona puede actuar “en ausencia de cualquier control ejercido por la razón” como exige el surrealismo, es en verdad algo posible. 

Seguramente muchos considerarán que en la actualidad esto es demasiado pedir o totalmente irreal.

Por otra parte, en las primeras páginas del Manifiesto, Bretón expresa (como era de esperar) su insatisfacción con “el reino de la lógica” y señala que: “Los procesos lógicos no se aplican más que a la resolución de problemas de interés secundario”. 

Esto me parece de una arrogancia extrema quizás solamente justificable a partir de la pasión que inicialmente inspiró este extraordinario movimiento. 

Pensemos por ejemplo en la construcción de un puente que es esencial para llevar alimentos o servicios médicos a una comunidad. Este puente solo será posible construir si un grupo de trabajadores, aplicando los procesos lógicos y matemáticos de la ingeniería, lo diseña y construye. 

Sin embargo, para Bretón ¡Esto es un problema de interés secundario! Los problemas de interés primario para Bretón evidentemente solo incumben a la mente y a sus expresiones artísticas y del pensamiento.

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