En la sección de “Yo sí lo dije” el presidente López prometió en su última visita a la Refinería de Dos Bocas, el onerosísimo mamut albino (llamarle elefante blanco resultaría un piropo) de la 4T en Paraíso, Tabasco, que -textual- “el primero de julio, Dos Bocas estará produciendo 170 mil barriles de gasolina diarios”.

Ya casi se cumplen tres semanas de la fecha dada por el presidente, servida en una charola de cinismo puro de 24 kilates cual es la norma del régimen, ¿y a que no saben qué, mis estimados? Actualmente Dos Bocas y un bocudo no han producido ni un solo barril de gasolina.

Queda demostrado de nueva cuenta que este presidente ostenta una lengua larga y habla y promete mucho, pero tiene las manos muy cortas y no concreta nada. No es ningún secreto que técnicamente Pemex, bajo la batuta del ingeniero agrónomo Octavio Romero Oropeza y de la presidenta del Consejo, la ingeniera química de la Universidad de Zacatecas Rocío Nahle, está quebrada.

También en otra bocanada de cuentos chinos, López había prometido que en su Administración la producción de crudo se incrementaría de los 1.8 millones de barriles diarios en que la dejó el sexenio anterior a cuando menos 2.6 millones.

¿Y adivinen qué, amigos? Apenas puede Pemex con poco más de 1.5 mdbd, con tendencia a la baja, ya que la explosión en la plataforma en la sonda de Campeche puede mermar la producción y hacer que -de nuevo- le fallen al estimado de 1.872 mdbd.

También está por verse qué tan grande fue la fuga-derrame que Romero intentó esconder.

Salta a la vista que en momentos en los que las calificadoras le están rebajando la nota -y las perspectivas- a los bonos de Pemex, los de la 4T van a tratar de minimizar los problemas y magnificar los logros a base de puro rollo. Ahora que está muy difícil que el agrónomo, la química y su jefazo infalible engañen a las calificadoras.

Pretender hacer creer que Pemex es una petrolera boyante, como Exxon, equivale a ponerle colorete a un marrano y pretender pasarlo como vedette.

Ya avanzaron tres cuartas partes del recorrido por un sendero equivocado, y ni regresando al punto de partida y remediando sus errores -siendo el peor y principal el dinamitar la confianza en el Gobierno y en nuestra certeza jurídica- podrían rescatar del marasmo ni a Pemexi a la CFE.

Recordemos, hablando de la CFE, que en ese mismo recorrido el señor López garantizó que la CFE “tenía reservas” y que no habría apagones.

Desde que lo dijo se han dado cortes de luz en prácticamente todo el país, o sea: o malinforman sus achichincles al presidente o los cuentos chinos van por su propia inspiración y cuenta. Lo cual, ¡aguas!, un presidente sin credibilidad es como una manguera de bombero sin agua: no sólo no sirve de nada, sino que además estorba de a máiz porque hay que cargarla a sabiendas que es inútil.

Y hablando de maíz, ¿qué onda con la NOM empujada por Mr. López, prohibiendo el uso de maíz transgénico en la elaboración de la tortilla, parte esencial de la dieta de los mexicanos? No sólo nos genera problemas esta chicharronera decisión con Estados Unidos, que se oponen a la norma y nos amenazan con sanciones si no la retiramos, sino que además es como cerrarle la puerta al establo cuando los animales ya se escaparon.

Con el fin de mejorar el rendimiento de la cosecha y la calidad del maíz, casi todo el que se consume en México es cuasitransgénico desde décadas atrás. O sea que la decisión de entercarse con esta norma equivale a un capricho inútil que causa fricciones innecesarias con los vecinos al norte del Bravo.

¡Y al mismo tiempo le crea problemas de suministro a México, pues esas limitaciones lo único que logran es encarecer la materia prima de la tortilla!

Finalmente, pues, más que su recién creada sección de “No lo Digo Yo”, el señor López requiere una de “Lo dije yo… pero”. Esto con el fin de que justifique y/o explique todas las promesas que le ha hecho al pueblo de México ¡Y que no le ha cumplido!

Podría iniciar con la de que con sus programas sociales “pacificaría” al País y que acabaría con la inseguridad, luego seguir con los pretextos de por qué nunca crecimos la economía al 4 por ciento anual y, para cerrar, una disertación de cómo no pudo acabar con la corrupción empleando de ejemplo a Segalmex, Liconsa y Diconsa.

¡Nomás para empezar!

 

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