Vituperar e insultar a las calificadoras internacionales por haberle bajado la calificación a la deuda de PEMEX no ayudará a que le mejoren la nota. Equivale a insultar al viento porque sopla o al Sol porque brilla: la única forma de que le suban la calificación crediticia a PEMEX es mejorando su rendimiento y dándole brillo a su balance financiero.

Si a alguien le quiere echar el Señor López sapos y centellas por la precaria condición de PEMEX no tiene más que mirar al espejo. Es su culpa lo que está pasando por haber entregado el manejo de la complejísima paraestatal a un Ingeniero Agrónomo, con cero experiencia petrolera, y por haber encargado la Secretaría de Energía en una Ingeniera Química a quien premia no por capacidad sino por ciega lealtad.

Ello además de haber emprendido una contrarreforma que le quita a PEMEX toda capacidad de revertir su tendencia bajista en la producción de crudo y también por inyectarle recursos directos del Gobierno federal para maquillar su estado financiero y su enorme deuda. Logrando solo contaminar la deuda Federal, y ahora es a TODO MÉXICO al que rebajan en el ranking de Índice Riesgo País la friolera de 6 escaños entre 17 Países latinoamericanos.

Antes de la Cuarta Trastornación estábamos en el quinto lugar (de 17 países) y ahora estamos en el once, superados por “grandes potencias” como República Dominicana, Costa Rica y Paraguay. ¡Vergüenza les debería de dar a los cuatroteístas y mentarse la mádere ellos mismos por haber empinado (más) a México!

Pemex está quebrada, la única manera de hacerla viable requeriría de este Gobierno decisiones que no está dispuesto a tomar por su apego a normas ideológicas retrógradas pero armónicas con la hegemonía del Estado en materia energética. Ideología a la cual se apegan ciegamente creyendo que el Estado es un mejor administrador que la INICIATIVA PRIVADA, lo cual causa carcajadas infinitas.

Requeriría el iracundo vituperador, que llama “marrulleras” y “falsarias” a las calificadoras, por ejemplo: reducir considerablemente el PERSONAL que labora en PEMEX y que, entre sindicalizados y eventuales, ronda sobre los ciento veinte mil.

Demasiada gente para una magra producción de crudo que apenas supera los 1.5 millones de barriles diarios. Ello, cuando se les entregaron la paraestatal produciendo 1.8 mdbd. Muy lejos estamos de los 3 mdbd que llegó a producir ésta en el sexenio del Chente Fox, a quien más vale que sus correligionarios le pongan mordaza antes de que muerda a alguien y arruine la precandidatura de su ex colaboradora, Xóchitl Gálvez.

Algo más que pudiera ayudar -aunque quizás sea tarde- es que alguien le ponga bozal -también- al Tlatoani Mascuspano para que deje de amenazar con expropiaciones, o cancelaciones ilegales de contratos, como lo ha hecho, por ejemplo, con la calizadora “Vulcan” de Quintana Roo, o a quienes han ganado concursos para explorar y explotar yacimientos a los que PEMEX no puede atender.

Crea el Presidente incertidumbre jurídica y mina la confianza de los inversionistas en el Gobierno mexicano y el estado de derecho que no impera aquí, además se muestra irrespetuoso de nuestras leyes y presto a violarlas, pisotearlas e ignorarlas.

Lo que les está pasando a PEMEX y al Gobierno mexicano es la CONSECUENCIA de casi cinco años de politiquería y CERO ADMINISTRACIÓN. Los problemas no se solucionan, se soslayan o se les aplican soluciones inoperantes.

Las muestras abundan, y son conocidas entre las CALIFICADORAS internacionales. ¿O acaso alguien ignora que la VIOLENCIA Y LA INSEGURIDAD en el País están totalmente descontroladas? Actualmente más de 90 personas son asesinadas en México cada día, récord sexenal que supera por mucho la violencia en previos sexenios.

Las cifras terroríficas se incrementan con un agravante: ahora los CÁRTELES más violentos, como el CJNG, han contratado guerrilleros colombianos que han traído a MÉXICO el terrorismo de las BOMBAS, tanto coches bomba, como artefactos explosivos improvisados, atacando con ellos a las fuerzas de Seguridad y de pasada cobrando víctimas civiles inocentes.

¿Y cuál es la respuesta de este Gobierno? Agredir e insultar a las calificadoras, a los “adversarios”, a los medios de información, a EU. pero ni una palabra en contra de los CAPOS que trastocan nuestra paz social.

¿Y cree acaso que nadie se da cuenta y que lo van a premiar por ello? Delira.

 

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