Agonizan unas primarias insípidas que dejan varias lecciones: la inseguridad será el eje de las campañas, pero, en ese asunto, los aspirantes de Morena están atenazados por una férrea censura y los opositores han desaprovechado su libertad para hacer diagnósticos y propuestas de mayor profundidad.

Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, los aspirantes de Morena mejor posicionados, dicen poquísimo sobre lo que han hecho y lo que piensan hacer para combatir la inseguridad. Abordan el asunto con enorme cuidado invocando las prohibiciones de la ley electoral, cuando pesa la instrucción presidencial de que no debatan y el cuidado que tienen de no empañar el triunfalismo de Palacio en asuntos de seguridad.

Sheinbaum presume sus logros en la capital atribuyéndolos al ideario de la 4T, pero guarda silencio sobre las grandes diferencias que hay entre las políticas capitalinas y federales. El Presidente se apoya para todo en las Fuerzas Armadas, mientras que la exjefa de Gobierno capitalino excluyó de los puestos de mando a los militares. Marcelo Ebrard sí ha lanzado una propuesta de seguridad alternativa. En dos videos de doce minutos bosquejó el proyecto Ángel pensado para atiborrar de tecnología a la Guardia Nacional; quiere que esa favorita del Presidente “salga adelante” y “cumpla su misión”.

Como tienen prohibido debatir, Ebrard ha buscado contrastarse con Sheinbaum. Cuando ella celebró que las cámaras de seguridad “aumentaron de 15 mil a 75 mil” durante su mandato, Ebrard la felicitó porque “describes bien la estrategia que Andrés Manuel y yo diseñamos y aplicamos en la Ciudad de México”. La puntera en las encuestas ni se dio por aludida.

Quienes buscan la nominación por el Frente Amplio -Santiago Creel, Xóchitl Gálvez y Beatriz Paredes- tienen una libertad absoluta para hacer propuestas de seguridad que contrasten con la coalición opuesta. La están desaprovechando, quedándose en generalidades, como lo constatamos en el evento donde coincidieron la noche del jueves 10 de agosto.

En la pasarela opositora abundaron las condenas al “pésimo gobierno” y los lamentos porque vivimos “en un país con inseguridad” o porque el Presidente “le da la mano a la madre del criminal más conocido”. Sus soluciones consistieron en frases hechas y superficiales: reconstruir a las “policías desde lo municipal o estatal”, resucitar a la “Policía Nacional”, sacar al Congreso de su irrelevancia.

Dejaron fuera asuntos de enorme importancia. Por ejemplo, la violencia criminal que se cierne sobre las elecciones y que fue documentada durante el proceso 2021 por el PAN, el PRI y el PRD en un documento que presentaron en Washington, pero ocultaron en México. Quienes se movieron en la pasarela del Frente no dijeron nada sobre las amenazas que se ciernen sobre los comicios de 2024 o sobre el asesinato, un día antes, del candidato presidencial ecuatoriano por una banda presuntamente asociada con el Cártel de Sinaloa.

Cuando faltan solo tres semanas para que conozcamos los nombres de las personas que competirán por la Presidencia, quedan varias interrogantes. ¿Logrará el abanderado de Morena emanciparse de la tutela presidencial para hacer propuestas más elaboradas? Se antoja difícil porque el gran elector controla las bases sociales y gubernamentales de Morena. Una consecuencia es que quien represente al Frente Amplio tendrá el espacio libre para trascender las condenas facilonas y ofrecer propuestas más elaboradas.

Imposible que los contendientes a la Presidencia evadan el tema. Enumero los imponderables más obvios. En Estados Unidos crece la animadversión de los republicanos, el 70 por ciento de los cuales considera que México es un país enemigo. Esa corriente se apuntala con la cruzada de la directora de la DEA contra los dos grandes cárteles (Sinaloa y Jalisco Nueva Generación) que dará mucho de qué hablar. En México seguirá la crítica de académicos, periodistas y víctimas de la violencia por la irrelevante estrategia gubernamental contra la inseguridad; las bandas criminales se mueven con impunidad por todo el país.

Cuando estamos a punto de terminar con unas primarias insípidas, ni los aspirantes de Morena ni los del Frente Amplio han estado a la altura de la amenaza criminal. Están reprobados.

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