Hacen presencia en nuestro diario vivir las consecuencias de decisiones jalapeñeras que toma nuestra autoridad federal.

Esta gobierna con las tripas y no con los sesos, y como el famoso “Borras”, el Gobierno de las Cuatro Trastornaciones se avienta y toma decisiones sin medir consecuencias, daños o efectos nocivos para los ciudadanos.

Nada ilustra mejor esta tendencia a improvisar que el FIASCO que está siendo entregar el espacio aéreo a los militares, el fundar una aerolínea militar que competirá deslealmente contra las privadas que prestan servicios a los usuarios mexicanos desde hace más de medio siglo, empacado todo en lo que resulta la INCAPACIDAD de este Gobierno para recuperar la CATEGORÍA UNO en seguridad aérea ante la Federal Aviation Administration.

Vamos para dos años y medio que perdimos la Categoría Uno, y este Gobierno de maletas no ha podido recuperarla.

Felipe Calderón, el odiado ex Presidente panista a quien el actual Emperador Tenochca culpa de todos los males de México, la recuperó en CUATRO MESES.

¿Quién viene siendo el inepto en este cuento, pues?

¿Los que solucionan problemas de inmediato y ubican a México dentro del primer mundo de la aviación, o los que lo sumen en el submundo de los ineptos? Esto sin atinar a sacarlo del marasmo de una DESVENTAJA competitiva que impide a nuestras aerolíneas abrir nuevas rutas hacia Estados Unidos y competir favorablemente con las norteamericanas que nos invaden y se llevan la mayor parte del tráfico aéreo internacional mexicano.

Solo les dejan el tráfico aéreo nacional ¡y hasta en este les quiere dar la 4T en su mera santa chirimoya!

¿Cómo? Empleando los recursos de los ciudadanos para operar una línea aérea del Ejército que COMPETIRÁ contra las privadas, pero patrocinada por un Gobierno que nada tiene que andar haciendo operando una aerolínea, con o sin el Ejército.

La labor del Gobierno no es convertirse en actor económico, sino meramente sentar las bases para que opere una economía abierta, competitiva y pareja para todos.

Resulta casi criminal que se empleen los recursos que aportan los ciudadanos vía impuestos que pagan para hacerles competencia desleal a los mismos ciudadanos.

Es decir, en lugar de emplear su dinero para beneficiarlos ¡lo emplean para quebrarlos y causarles daños económicos irreparables compitiendo con ellos con precios subsidiados por el Gobierno dentro de un mercado sin posibilidades de crecer, por culpa del mismo Gobierno!

Lo curioso de todo esto es que, adicionalmente, el Gobierno, es decir, la Cuarta Tracalación, no se encuentra en la situación más boyante como para gastar el dinero del pueblo en aventuras aeronáuticas.

Los apoyos a PEMEX, a la CFE, a la costosísima Refinería de Dos Bocas, que aún no refina NI UN BARRIL, al Tren Maya, destructor de la flora y fauna de la selva yucateca, mamut albino que acabará siendo un barril sin fondo y el AIFA, sede de la nueva aerolínea, aún casi incomunicado y con escasísimo tráfico aéreo, han ocasionado que la DEUDA neta gubernamental se haya incrementado en un 38 por ciento (esto en los primeros seis meses del 23 contra los primeros seis del 22).

A este ritmo México va a quebrar antes de que rescate a PEMEX, refine un barril de gasolina en Dos Bocas, opere con utilidades el Tren Maya o vea despegar la Línea Aérea Militar.

Recordemos que la deuda del Gobierno GRAVITA sobre TODOS los mexicanos y la PAGAREMOS TODOS algún día.

Implica que, para saldarla, el Gobierno nos tenga que cobrar MÁS: o más impuestos o un mayor precio por bienes y servicios que ofrece vía sus monopolios.

Es decir, esperen ustedes en el futuro, estimados amigos, un GASOLINAZO o una buena ELECTROCUTADA cuando se incrementen -MÁS- los precios de las gasolinas o de la electricidad.

El Gobierno NO PRODUCE, solo CONSUME, y todo lo que gasta proviene de la riqueza que generan sus ciudadanos.

De manera que es una soberana torpeza emplear el dinero del pueblo para destruir las industrias del pueblo: el Gobierno está para ayudar, no para estorbar.

Lo dicho: estos cuates de la 4T solo saben pelear, difamar, pisotear las leyes y sobar a contrapelo.

Ni ayudan ni se dejan ayudar: convertidos están en un ANCLA al cuello del progreso de México.

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