Estoy totalmente en contra de cualquier intervención militar de Estados Unidos (o de cualquier otro país) en México. Pero estamos al comienzo de una férrea y extraña campaña electoral en Estados Unidos en la que México suele ser la piñata. Y los golpazos apenas comienzan.
En el primer debate presidencial republicano en Milwaukee le preguntaron al gobernador de la Florida, Ron DeSantis si, como presidente, enviaría fuerzas especiales de Estados Unidos a México para atacar a los cárteles de las drogas y los laboratorios de fentanilo. “Sí y lo haré el primer día”, contestó DeSantis, quien le disputa a Donald Trump la candidatura presidencial de su partido. “Los cárteles están matando a decenas de miles de nuestros ciudadanos…Tenemos que reestablecer el estado de derecho.” Para justificar dicha acción militar DeSantis dijo que trataría a los cárteles mexicanos como “organizaciones terroristas extranjeras”.
El asunto de la soberanía de México ni siquiera se mencionó en el debate.
En su cuenta de X (antes Twitter) el congresista de Texas, Joaquín Castro, sonó la voz de alarma. “Los republicanos han pasado de la autodeportación a la construcción del muro a invadir a México en solo una década”, escribió. Y luego, añadió: “Los republicanos que celebran una guerra con México están llevando a Estados Unidos en un camino muy oscuro y peligroso”.
Este debate político en Estados Unidos se basa en dos realidades: una, decenas de miles de estadounidenses han muerto por sobredosis de fentanilo, que a menudo viene de México; y dos, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido incapaz de controlar a los cárteles de las drogas y la violencia en México.
En el 2022 murieron por sobredosis 109,680 personas en los Estados Unidos, según datos preliminares publicados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Nunca habían muerto tantas personas en Estados Unidos en un año por esa razón. Y un reporte de la Administración para el Control de Drogas indica que México y China son la principal fuente de fentanilo que se trafica hacia Estados Unidos. Claramente hay un problema de oferta, con los cárteles mexicanos de las drogas luchando violentamente entre sí para controlar el mercado estadounidense. Ese es el ángulo que se ha enfatizado en el debate político. Aunque en Estados Unidos existe, también, una enorme demanda y un gravísimo problema de adicción.
La frustración de muchos políticos estadounidenses tiene su origen en la incapacidad del gobierno mexicano de controlar a los narco cárteles y en el creciente tráfico de fentanilo hacia el norte. Esta frustración quedó plasmada en una carta que varios senadores estadounidenses le enviaron al Secretario de Estado, Anthony Blinken, y la Secretaría del Tesoro, Janet Yellen, en junio, solicitando “sanciones” y “cancelaciones de visa” si el gobierno de López Obrador y políticos mexicanos no participan en “operaciones conjuntas” contra los cárteles.
Ante el fracaso de la política de seguridad de AMLO, la impaciencia crece.
“Tengo una pregunta para el presidente de México”, dijo el congresista de Texas, Dan Crenshaw, luego que se diera a conocer el horroroso video de los cinco jóvenes secuestrados y torturados en Lagos de Moreno, Jalisco. “¿Cuánta más violencia pueden soportar? ¿Cuándo van a llegar a su límite?”
Esa, más bien, es una pregunta que se deberían hacer los mexicanos. ¿Cuánta violencia más habrá que soportar? ¿Y hasta cuándo?
Es imposible normalizar la violencia en México y presentar como un éxito lo que es, a todas luces, un territorio ensangrentado y fuera de control. Desde que AMLO tomó posesión en diciembre del 2018 hasta hoy ha habido más de 150 mil homicidios dolosos, de acuerdo con cifras oficiales. Y si seguimos al mismo ritmo de violencia, habría que sumar otros 30 mil homicidios dolosos antes que el presidente entregue el poder en septiembre del próximo año. Hay partes de México con un escandaloso vacío de poder que ha sido llenado por los grupos criminales.
AMLO no va a cambiar su política de “abrazos, no balazos” y, por lo tanto, será recordado como el presidente con más muertos durante su sexenio en la historia moderna de México. Pero con elecciones en México y Estados Unidos coincidiendo en el 2024 se abre una nueva posibilidad de liderazgo y cooperación. Y nos conviene a los dos países. Estados Unidos no puede seguir teniendo tantos muertos por sobredosis de fentanilo, ni México aguantar esa creciente ola de masacres e impunidad.
Insisto, estoy absolutamente opuesto a operaciones militares de Estados Unidos en territorio mexicano. Es preciso descartar cualquier tipo de reacción unilateral. Pegarle a la piñata solo dejará pedacitos tirados en el piso. Tiene que haber otro camino.