La estrategia denominada “Frente Amplio por México” ha avanzado conforme al guion escrito por el representante de la ultraderecha empresarial, Claudio X.
Este urdió el plan de sentar en la misma mesa a Alito, Markito y Chuchito y, desde luego, Claudio X a la cabecera, con el objetivo de hacerles conciencia de sus debilidades políticas, su falta de dirección debido al rechazo social que enfrentan, y su carencia de líderes competitivos para las elecciones presidenciales de 2024. Así, Claudio X persuadió a los dirigentes de partidos de maquilarle, a la derecha empresarial, su maquinaria electoral; además, sus blasones y el elenco para su candidata externa, Xóchitl, que debería resultar la ganadora, con un matiz democrático. La trillada justificación sería “Salvar a México”.
No obstante, a medida que avanzaba el proceso, muchos de los participantes se retiraron al descubrir que todo estaba ya preestablecido, mientras que otros fueron descartados gradualmente. Esto conducirá inequívocamente a la elección final de Xóchitl. La rápida expulsión de los representantes del PRD fue porque desentonaban con la clientela conservadora y no por la validación de las firmas.
El guion no admite alteraciones, no se le puede mover una coma, y todo lo demás es mera pirotecnia. La decisión ya está tomada: Xóchitl será la figura mediática y Gurría y sus “Chicago Boys” controlarían el gobierno de los planes políticos y económicos. Los estrategas detrás del dueño del Frente buscaron una candidata con carisma, distinta al perfil de los panistas persignados y que ya no resultan atractivos. En esta contienda, los líderes de los partidos están destinados a sacrificar (chaquetear) a sus candidatos en aras de los juegos del poder, entregando sus partidos al bloque ultraderechista de Claudio X. Los líderes de marras son capaces de vender a su progenitora de convenir sus intereses.
Pero Alito estirará la liga al máximo antes de entregarle el triunfo a Xóchitl, porque Beatriz Paredes, tuvo más aceptación de lo que se esperaba; representa una figura importante para los priistas al haber sido un puente entre el nacionalismo revolucionario y el neoliberalismo. El expresidente Vicente Fox, de manera torpe, desveló las cartas del acuerdo cupular al pedirle a Beatriz que se retirara de la contienda, evitando una lucha con Xóchitl. Faltó poco para que dijera “que así estaba acordado”. Por otro lado, Markito no dudó en defenestrar al sempiterno Santiago Creel, lo que llevó a este último, de la mano de su joven pareja, a derramar unas lágrimas y a lamentar la ingratitud de sus antiguos patrocinadores empresariales que siempre sirvió de manera abyecta.
Aunque, al PAN le conviene mantener a Creel en el Frente debido a que representa a los que no se identifican con Xóchitl. Así las cosas, ya lo nombraron “jefe de campaña”, aunque nunca se haya empolvado los zapatos… y del lado priista, harán lo mismo con Paredes. En este contexto, al PRI, PAN y PRD, les acoge una duda que los está matando: ¿Qué garantías tienen que, de ganar Xóchitl, ya en la Silla del Águila, vaya a dejarse imponer los acuerdos cupulares tomados en lo oscurito? Ella quiere aparecer como candidata ciudadana, pero los líderes de marras quieren mostrarla como el estandarte del PRI, PAN y PRD en los juegos del poder.
En su momento, el lenguaraz candidato de las botas, fue un outsider del PAN, y el sujeto mediático de los empresarios. Este fue producto de un gran arreglo que permitió la victoria opositora: la centralización del poder de decisión en Hacienda en la persona de Francisco Gil Díaz y sus Chicago boys mexicanos que tomaron el control del Gobierno.
Ahora, con estilo desparpajado, malhablada, ataviada con su tradicional huipil, Xóchitl no tiene empacho en aceptar que fumó mota y también probó peyote; también, se declara socialista y a favor del aborto. Es la antítesis del perfil del panismo. Pero, todo esto no importa, ni es determinante si Xóchitl tiene cualidades para hacer un buen gobierno, o no; lo medular es quién ejecute y dé seguimiento al proyecto ideológico-económico neoliberal que se presentará como alternativa a la 4T. El celoso ejecutor será Ángel Gurría, una de las piezas fundamentales de control que tendrá la oligarquía empresarial sobre Xóchitl. Estos tendrán el poder económico del Gobierno en Hacienda.
Pero no adelantemos vísperas. Aún falta mucho trecho, el conflicto subirá de tono, con el tiempo andando, para la candidata mediática, porque los partidos harán suyas las nominaciones al Congreso, de manera que Xóchitl sería una presidente sin curules, y esto sería la manera de cómo los partidos se garantizarían el cumplimiento de los compromisos de campaña; además, sería el ariete para medrar con los puestos del Gabinete. Esos son los juegos del poder que tendrá que enfrentar la candidata ciudadana Xóchitl.
Genera curiosidad saber si el Episcopado mexicano apoyará a una candidata progresista que está a favor del aborto, que se declara socialista y que ha fumado mota y probado peyote. Veremos, diremos…
RAA