Cuida tu pensamiento porque se convierte en palabras, porque se convierten en acciones, porque se convierten en hábitos, porque se convierten en carácter, porque se convierten en tu destino. 

Pensamiento -atribuido a Lao-Tse y a Mahatma Gandhi– que Alfred Roberts repetía a su hija Margaret Roberts (Posteriormente Margaret Thatcher).

Si el destino está en el pensamiento y en las palabras, nadie lo sabe mejor que el político en campaña. Xóchitl Gálvez, la revelación del año, tiene en sus palabras el poder de transformar a México. También de enfurecer a los del partido oficial al grado de que quieren descarrilar su avance a cualquier precio.

Lo han sugerido algunos comentaristas. “A Xóchitl no la van a dejar llegar, es mucho lo que hay en juego”. Por eso desde Palacio revelaron datos privados de sus empresas, contratos y presuntos conflictos de interés. Los agravios e insultos a la candidata del Frente Amplio son del tamaño del miedo a una líder que llegó sin que nadie lo esperara. Dentro de 5 días lo más probable es que gane la elección interna y la encuesta nacional.

Si pretenden sacarla de la competencia a la mala, si quisieran dejar a la oposición sin su “rock star”, el país podría sumirse en un caos. La sensatez indica que no lo harán, que tratarán de mover todas las palancas del aparato federal y estatal para que gane la candidata oficial pero creemos que no podrán quitarla del camino. Desde el partido en el poder meditarán que es mejor echarle montón con todos los presupuestos en manos de la Federación y las 22 gubernaturas de Morena.

La frase: “Cuida lo que pides porque se puede convertir en realidad”, viene a la mente por todo lo que espera a la próxima primera presidenta de México.

No hay de otra, la próxima presidencia será de una mujer: Xóchitl o Claudia. Las cartas están echadas. Las campañas son un día de campo frente al reto de reconstruir al país.

Con un gobierno inhabilitado para disminuir al crimen organizado y al desorganizado, la tarea de pacificar será enorme. Hay una economía del delito enquistada en muchas regiones y en el flujo de remesas que llegan del extranjero. Para cambiar el rumbo, la realidad sólo puede ser transformada con un gran apoyo popular, y sobre todo, con la ayuda de las fuerzas armadas.

Ni siquiera Claudia Sheinbaum podría tener la ocurrencia de seguir con la política de abrazos del presidente López Obrador, menos lo haría Xóchitl Gálvez. La tarea de reconstrucción tendrá que pasar por la ayuda de expertos, el apoyo de los estados y la transformación de la Guardia Nacional en una verdadera fuerza policiaca. Ayudaría también el apoyo de Estados Unidos en temas de información e inteligencia financiera.

También será necesario el uso de palabras que se conviertan en acciones, que cambien de hábitos, carácter y destino al gobierno de la República. Una firmeza que nunca tuvo López Obrador y una inteligencia de la que careció Felipe Calderón.

La ventaja de un gobierno de alternancia estará en lograr un buen equipo en coalición, sin las ataduras naturales de una presidenta controlada desde el rancho de AMLO. Nuestra democracia incipiente necesita la unidad nacional, la concordia y el estado de derecho.

La semana que viene comenzarán las campañas extraoficialmente. Las favoritas son Claudia y Xóchitl. Bien por la mujer, bien por el país y la democracia. De su pensamiento y sus palabras nacerá un México nuevo, un país mejor y distinto al de hoy.

Gsz

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