Lourdes Casares de Félix

“No deseo que las mujeres tengan más poder sobre los hombres sino que tengan más poder sobre ellas mismas”, Mary Shelley.

En México, desde el 2012 se han realizado una serie de acciones en materia legislativa que proporcionan el soporte legal para alcanzar la igualdad y eliminar la violencia y discriminación hacia las mujeres, con la promulgación de la Ley del Instituto Nacional de las Mujeres, la Ley de Igualdad entre Hombres y Mujeres, la Ley General de Acceso de las mujeres a una Vida Libre de Violencia y la Ley sobre Trata de Personas. Sin embargo, aún con esos avances legislativos, en la práctica social las mujeres siguen padeciendo inequidad, desigualdad, exclusión e injusticia.

Es preciso entender que el empoderamiento es el proceso de adquirir poder para concretar un proyecto de vida, realizar tus sueños, accionar tus propios planes. No se enfoca a la supremacía de una persona sobre otra como algunas veces erróneamente se piensa. Se refiere a la capacidad de actuar con autonomía, poder tomar decisiones respecto a tu vida teniendo los medios para hacerlo.

Creer que las mujeres son responsables de su empoderamiento y autonomía es una equivocación. Se podría pensar que es cuestión de echarle ganas y que depende del esfuerzo que le pongan. La realidad es que hay un problema estructural que obstaculiza su desarrollo. La organización social basada en roles y estereotipos de género son muy limitantes. Si las niñas desde pequeñas crecen pensando que su futuro es solamente el cuidado del hogar y basan su economía en un proveedor, difícilmente estudiarán una carrera y no tendrán la capacitación para un trabajo formal que les pueda brindar independencia económica.   

Estamos viviendo en México un momento histórico en el que las mujeres están adquiriendo puestos de poder importantes. Así tenemos a la Dra. Norma Piña Hernández primera Ministra Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Por primera vez en la Universidad de Guanajuato la Rectora General será una mujer, la Dra. Claudia Gómez. Y ahora serán dos mujeres, Claudia y Xóchitl,  quienes contenderán por la Presidencia de la República. El que estas destacadas mujeres hayan logrado llegar a puestos de poder, no significa que el “techo de cristal” que ha puesto límites al crecimiento y participación de las mujeres se vaya a romper. Todavía hay mucho que trabajar para que el empoderamiento sea una forma de vida que logre la igualdad y haga disminuir los actos de violencia hacia las mujeres.

He escuchado comentarios de que el país no está preparado para que una mujer gobierne. Nuestra cultura patriarcal resta credibilidad a nuestras habilidades y talentos y esto es lo que no nos permite llegar a ocupar más espacios de decisión y responsabilidad.  El piso no está parejo aunque así lo vean algunos. El mismo Presidente Amlo no deja “ser” a la Dra. Claudia Sheinbaum y la mantiene bajo control. De los cuestionamientos a sus méritos, Xóchitl tuvo que aclarar: “No hay ni un hombre detrás de mí”. 

acentodemujer@hotmail.com 

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