Conocido el presupuesto federal para el 2024, vemos la estrategia del Gobierno para contender en las elecciones. Más dinero a repartir mano por mano para apuntalar la votación de Morena. Más gasto para terminar la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya, el Tren Interoceánico y más dinero para Pemex.
El país no tiene problema en financiar el gasto que viene, eso lo conoce el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O y lo saben los economistas de las calificadoras, incluso los expertos de las instituciones de la banca del país.
Pero una cosa es poder usar la tarjeta de crédito y otra cosa es en qué se usa. Podemos decir que, más o menos, el país producirá entre 27 y 29 billones de pesos (millones de millones) el año que viene. La variación depende del tipo de cambio y del crecimiento que tengamos. Demos por bueno que vamos a crecer el 3.5 % que pretende Hacienda y que no haya recesión grave en EU. Fijemos pues en 28 billones el PIB. El gobierno utilizará 9 billones de lo que producimos para gastar e invertir. Como sólo espera recaudar y tener ingresos por 7.8, va a pedir prestado 1.2 billones o más. Dinero que se acumulará para llevar la deuda hasta unos 14 billones o el equivalente al 50 % del PIB.
El problema de este año, para el Gobierno y para las empresas, fue que las tasas de interés subieron y las deudas se incrementaron. La fortaleza de las exportaciones y un mercado interno más dinámico permitieron que, a pesar de todo, el país siga creciendo más de lo esperado.
Si vemos los números en frío decimos que la calidad del gasto es pésima porque se invierte en malos negocios (Pemex, Tren Maya, Dos Bocas, AIFA) y se discriminan los servicios fundamentales como: infraestructura de vías terrestres de calidad, agua potable, salud pública, seguridad, educación y generación de energía eléctrica, que son la tarea fundamental del Estado para construir el futuro.
Mientras todos los analistas ponen el grito en el cielo por el dispendio de la 4T, la sorpresa es que no hayan pedido más. Pudieron pedir medio billón más para amarrar todos los “apoyos” sociales habidos y por haber. Seguro lo querrían los radicales de Morena, seguro hubo sugerencia de Mario Delgado, el líder del partido.
Lo que importa al presidente y a su partido es que no llegue la oposición, a cualquier costo y bajo ninguna circunstancia. Con mayor razón si tienen una candidata débil y se encuentran en el camino a una poderosa X. El remedio, lo vemos en el presupuesto, es usar el mismo método que usaron contra el camarada Marcelo Ebrard: una cargada y un gasto sin límites.
Aunque el poder económico es significativo para ganar una elección presidencial, no siempre resulta suficiente. El PRI perdió contra Vicente Fox a pesar de la diferencia de presupuestos de campaña en el 2000. En las urnas al final tuvo más que ver el carisma del candidato y la esperanza de cambio que la inversión del “Pemexgate” con 600 millones de pesos sustraídos de la empresa en aquel entonces. Además del presupuesto del partido y de los gobiernos estatales del tricolor. A Ernesto Zedillo le echaron la culpa por no haber apoyado más al partido. Cosas veremos.
Nota. Los números son estimaciones propias a partir de información del Banco de México y el proyecto de presupuesto federal para 2024. Con estimación del tipo de cambio en 18.50 pesos por dólar en 2024.
Gsz