Miguel Hidalgo, conocido como el Padre de la Patria mexicana, fue una figura multifacética en la historia de México. No solo fue un sacerdote y cura de la parroquia de Dolores, sino también un masón y un apasionado amante de las mujeres.
Mantuvo relaciones con varias mujeres, incluyendo a La Güera Rodríguez, quien también fue amante de Simón Bolívar, y con algunas de ellas tuvo hijos. Su vida está marcada por la rebelión y la búsqueda de la independencia, aunque esto lo llevó a ser excomulgado y ejecutado el 30 de julio de 1811.
La Iglesia católica siempre ha mantenido una estrecha relación con las fuerzas conservadoras. El Papa Pío VII, en su encíclica “Etsi longissimo” del 30 de enero de 1810, condenó los intentos de emancipación de las colonias de América. La jerarquía de la Iglesia católica se opuso feroz y oficialmente a la independencia nacional. Pero a pesar de su resistencia, la abolición de la esclavitud y el nacimiento de las nuevas naciones finalmente se llevaron a cabo.
El amor por la literatura, ligado a una vida apasionada que incluyó muchas mujeres, juegos, teatro y la lectura de los enciclopedistas franceses, llevó al Padre de la Patria a tañer las campanas de la libertad en Dolores Hidalgo. Siempre estuvo relacionado con mujeres hermosas de su época. Según crónicas e historiadores, Hidalgo no fue el único sacerdote de su familia que tuvo hijos; su tatarabuelo también fue sacerdote y procreó a su bisabuelo con una viuda. Además, uno de los descendientes de Miguel Hidalgo, también llamado Miguel Hidalgo, era sacerdote, pero como no deja de tener hijos, ya mejor renunció al sacerdocio, reside en Sinaloa. Lo que demuestra que la tradición familiar persiste en la actualidad.
El cura Hidalgo nunca lo ocultó. En ese entonces era conocido que tenía hijos y varias mujeres. Era un hombre liberal que ingresó al Seminario porque deseaba estudiar y destacar. “No creo que el celibato fuera de su interés. Hoy en día, también existen sacerdotes que mantienen relaciones y tienen hijos, algunos reconocidos y otros no. La Iglesia lo sabe, los traslada a diferentes parroquias y oculta a sus familias debido al tabú”, señaló Jorge Arturo Hidalgo Toledo, descendiente del cura Hidalgo, en una entrevista con Vanguardia.
Se sabe que Hidalgo organizaba obras de teatro, tertulias, discusiones sobre lecturas y el estudio de textos liberales franceses y literatura. Fue en estos ambientes donde conoció a algunas de las mujeres de su vida, como Manuela Ramos en 1780, Bibiana Lucero en 1789 y Josefa Quintanar en 1803, entre otras. Un dato curioso es que don Cristóbal Hidalgo, al igual que su hijo Miguel Hidalgo, también disfrutaba de la compañía de mujeres y tuvo tres esposas con las que tuvo varios hijos.
El cura José María Morelos y Pavón, otro héroe de la Independencia, también vivió un romance apasionado y dejó descendencia. Procreó a Juan Nepomuceno Almonte con Francisca Ortiz, a quien amaba profundamente. Morelos solía decir: “Viví y morí perdidamente enamorado de Francisca Ortiz, la mujer que me arrebató el sueño y mi paz”.
Hidalgo encontró en la francmasonería los ideales de libertad y dignidad personal que siempre lo caracterizaron. No vio contradicción entre su fe y la masonería, ya que creía en la libertad de pensamiento y conciencia. Ingresó en la logia de la calle de Las Ratas No. 4 (hoy Bolívar 73), donde se reunían intelectuales y liberales para debatir las ideas vanguardistas de los enciclopedistas franceses.
El odio que la jerarquía eclesiástica de la época sentía hacia Hidalgo quedó reflejado en el decreto de excomunión que lo condenó: “Sea condenado Miguel Hidalgo y Costilla, en dondequiera que esté. Que sea maldito en la vida o en la muerte, en el comer o en el beber; en el ayuno o en la sed, en el dormir, en la vigilia y andando, estando de pie o sentado; estando acostado o andando. Que sea maldito en su pelo, que sea maldito en su cerebro, que sea maldito en la corona de su cabeza y en sus sienes… Que el hijo del Dios viviente, con toda la gloria de su majestad, lo maldiga. Y que el cielo, con todos los poderes que en él se mueven, se levante contra él. Que lo maldigan y condenen”. “¡Amén! Así sea. ¡Amén!”. Hidalgo fue ejecutado el 30 de julio de 1811.
Para la Iglesia fue un mujeriego pecador destinado al infierno, pero para la patria fue un héroe digno de la gloria.
(Fuentes: Blog de la familia Hidalgo / Martín Moreno, Francisco, Arrebatos Carnales. Ed. Planeta)