Superaremos el terror y el odio que Hamás dispersa, reconstruiremos nuestro país y nuestra confianza en la humanidad, y seremos leales a las ideas fundacionales de Israel: Democracia en casa y paz en el exterior. 

Yuval Noah Harari

En la agónica espera de lo que pueda suceder en Medio Oriente, sólo queda escuchar palabras de uno de los hombres más sabios de nuestro tiempo: Yuval Noah Harari. El historiador, sociólogo y filósofo israelí explica en varias entrevistas los objetivos de Hamás al atacar con tal barbarie a su tierra, Israel. 

A Harari le queda claro que Hamás quiso matar civiles, torturarlos y asesinarlos de la forma más vil que uno pueda imaginar; en lugar de ocultar la barbarie, Hamás se dedicó a difundirla. 

Hamás comete un crimen contra la humanidad, no sólo es matar seres humanos, está tratando de destruir nuestra confianza en la humanidad; trata de destruir nuestra propia humanidad, dice el maestro reconocido en todo el mundo desde que publicó dos libros seminales: Sapiens y Homo Deus. 

Hay varias entrevistas en las redes con Harari, en una que concede a la periodista Christine Amanpour, de CNN, no sólo habla de la resistencia que debemos tener a la deshumanización, también habla de las fallas de su gobierno causadas por las pugnas internas de años. De ello culpa al populismo destructor de instituciones del Primer Ministro Benjamín Netanyahu, quien “construyó toda su carrera en base a la división”. 

Hace la advertencia a las democracias que pueden caer en esas divisiones donde un autócrata triunfa a base de dividir, de atacar a la élite de servidores públicos y a las instituciones como lo quiso hacer Netanyahu. 

Una receta populista que conocen bien en Estados Unidos con Donald Trump, que aprendimos muy bien en México con López Obrador. Ganar a partir de dividir, de atacar a los otros poderes, a la prensa, a los intelectuales, a todo aquél que piensa distinto. 

Siembra pura de odio cuya cosecha puede llegar a la violencia como sucedió el 6 de enero del 2021 en el Capitolio norteamericano, o con la quema de la figura pública de Norma Piña en el Zócalo. Qué decir de la toma de territorio en muchas partes del país por el crimen organizado. Todas esas creaciones y efectos del populismo son una amenaza, una guerra psicológica surgida desde el poder. 

Es natural que si se siembra odio, los gobiernos entrarán en una disfunción como fue para los israelitas cuando su ejército (uno de los más preparados del mundo) tuvo fallas de inteligencia y luego de operación. Algo tan grave y trágico como el 11 de septiembre del 2001 para los norteamericanos. 

Si en las próximas horas Israel responde con bestialidad, con otra barbarie aumentada, Hamás habrá logrado su propósito de deshumanización. Si entra en guerra Hezbolá o Irán, el logro del terrorismo será completo, porque a los fanáticos islamistas les va bien que Israel sucumba aunque el Medio Oriente quede en cenizas.

Harari pide a los países democráticos que aprendamos de su tragedia, evitando el populismo y la división. Tal vez esa lección pueda trascender a México para que nunca más suframos la desintegración del territorio por la división y el odio sembrados desde el poder.

Habrá que seguir a Harari para comprender lo que viene. 

Gsz

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