Una regla de la geometría que me encanta dice que dos líneas paralelas nunca se juntan; en política eso no existe, hay líneas paralelas que terminan unidas en los Ayuntamientos, el Congreso, o en Palacio Nacional. He documentado los patrones electorales en las elecciones estatales para la gubernatura, que se han dado desde 1979 a la fecha, las irregularidades, asimetrías, son repetitivas con relación al comportamiento de los procesos electorales, y con una numeralia electoral, que parece hecha con sastre, es decir, a la medida. 

En el municipio de Celaya, se replica ese mismo fenómeno, el PAN crece a costa de la merma electoral del PRI, debido a los acuerdos nacionales de 1988, 1994, 2000, y 2012. El Gran Pacto que hoy se visibiliza sin ningún empacho.

De las 12 elecciones municipales de Celaya, de 1988 al 2021 de este siglo, el PAN ha ganado en 10, y el PRI en 2; son 36 años de una relación política opositora, que finalmente se fue diluyendo hasta transformarlos mutuamente, en lo que cuestionaban y negaban al ser oposición. En el caso del PAN, los reclamos que le hacían al PRI, a la fecha son los mismos que ahora le hacen a Morena, con la salvedad que han gobernado el municipio por 30 años, y con el beneplácito del PRI, que gobernó con 34 presidentes municipales, durante 63 años sin interrupción, y después, con uno más, por otros 3 años.

En este gran período municipal, de 1929 a la fecha (2023), en el que el PRI y el PAN han compartido el poder político y el gobierno municipal, no solo han tenido un final muy cuestionable en términos materiales, y sociales, sino en el caso del PRI, ha perdido todo, incluso la identidad ideológica que le dio origen, al punto de responder en los hechos, al discurso ideológico del PAN, y sus demandas históricas. Hoy el PRI, reencarna en el cuerpo del PAN, sin ningún aliento del espíritu revolucionario y transformador de la Constitución Política, que le dio vida.

Como ya lo he referido, la llegada fraudulenta de Carlos Salinas de Gortari en 1988, a la presidencia de la República, le generó una necesidad de legitimización, no solo para su gobierno, sino para su proyecto desnacionalizador y privatizador de los bienes de la nación, y lo consiguió desde los gobiernos municipales hasta los recintos legislativos en alianza con el PAN. Este pacto se expresa en nuestro municipio, en tres etapas electorales: de 1988 a 1997 cuando se entreteje y se estructura el gobierno neoliberal con miras a la transición política que se realizaría en el 2000, con el PAN; una segunda etapa que va del 2000, al 2018, con la reintegración del PRI en la Presidencia de la República, en una triple alianza con el PRD. Y, por último, una tercera etapa, inacabada, que va del 2018 al 2021, con la llegada de Morena al Gobierno de la República.

Bien, en 1988, la elección municipal la gana el PRI, con Javier Mendoza Márquez –actual presidente municipal-; el fraude nacional, tiene una réplica muy particular en Celaya, el PAN obtiene 25,926 votos (35.07%); el PRI obtiene 26,935 votos (36.4%, gana con 1,009 votos de diferencia; el 1.3% de la votación.  La crónica del PAN señala “urnas embarazadas”, y refiere protestas con veladoras prendidas en la puerta de la casa del usurpador Javier Mendoza Márquez, así como manifestaciones mensuales que hizo Aranda Portal durante los tres años de ese gobierno.

Esta elección, marcada por la sospecha de fraude, sería la antesala del desplome del PRI. En esa jornada, “votaron” 73,925 ciudadanos (52.1%), de un padrón electoral de 141,812 electores. Celaya ya olía a pan.

En la elección de 1991, gana Carlos Aranda Portal de manera irrebatible, y le entrega la estafeta, quien le usurpó el lugar por tres años, el presidente municipal priista, Javier Mendoza Márquez –hoy panista-.

En la elección del año 1994, de manera sorpresiva, hubo brotes de insumisión involuntaria, y el PRI vuelve a recuperar la presidencia municipal con Leopoldo Almanza. Contrasta que el PAN, con Vicente Fox, ganara la gubernatura, con 723,337 votos, y con una diferencia abrumadora de 305 mil votos con relación al 91, pero el PRI gana Celaya. 

En la elección de 1997, el PRI con Arturo Guerrero Orozco pierde con 41,253 votos; Ricardo Suarez Inda, candidato del PAN, obtiene 59,335, gana con una diferencia de 18,082 votos a favor, a partir de esta elección el PAN ganará todas las elecciones municipales. No pierda de vista esa cifra.

Participan en la elección, José Eduardo González Campos del PRD, y obtiene 10,902 votos; Ernesto Ledesma Orozco del PT, alcanza 1,737 votos; Sarita Montoya del PVEM, obtiene 4,725 votos; Octavio Arvizu Villegas por el PDM, obtiene 5,225 votos. 

Del 88, al 97, hubo en 9 años 4 elecciones municipales, destaco la primera y la última. En ese lapso, el PAN tiene un incremento de 33,409 votantes, más del doble que el PRI, que aumenta solo 14,318. Es importante no olvidar que la carrera electoral, inicia en el 88 con una diferencia de 1.3% producto del fraude. Se destaca también una votación importante de la izquierda, agrupada en el FDN.

Los votantes en esta elección fueron 129,011, no votarían 68,721 ciudadanos. La lista nominal de electores pasa de 141 mil 812 electores en el 88, a 197 mil 732 en el 97, aumenta 55 mil 920 electores en 9 años. 

En este periodo hay dos elecciones intermedias estatales, la del 91, y la del 95. En la primera gana el PRI con 626,436 votos a favor de Ramón Aguirre Velázquez, contra 418,324 votos del PAN, que obtiene Vicente Fox; hay una diferencia a favor del PRI por 216,831 votos, pero se anula la elección con el acuerdo de Salinas de Gortari, al existir denuncias de fraude. El exalcalde panista Carlos Medina Plasencia es nombrado gobernador interino. En la segunda elección (1995) gana el PAN con 723,337 votos, contra 418,324 del PRI, hay una diferencia a favor del PAN por 305,013 votos. El candidato ganador es Vicente Fox, y se perfila como el próximo candidato del PAN –y del PRI- a la presidencia de la República. En la elección federal del 94, gana el PRI con Ernesto Zedillo Ponce de León, obtiene 17millones 181 mil 651 de votos, el 78.2%; y el PAN alcanza 9 millones, 146, 841 votos. Son más de 8 millones de votos de diferencia, que el PAN solventará sin experiencia, y sin complicaciones en 6 años.

Siguiendo la narrativa de los números electorales, una segunda etapa del crecimiento del PAN municipal y luego su estancamiento, se da al amparo del triunfo de Vicente Fox en el 2000, con el de Felipe Calderón en el 2006, y con el de Peña Nieto en el 2012. Son 6 elecciones municipales consecutivas que gana el PAN, y en donde el PRI, manifiesta altibajos, como expresión de un barco sin rumbo y de negociaciones ajenas a su militancia. Eso quizá es historia, pero los datos de sus votaciones revelan su vitalidad o sobrevivencia al futuro. 

A partir del 2000 retomo un criterio singular que se utiliza en el análisis del comportamiento del votante, me refiero a las diferencias muy marcadas entre la votación llamada presidencial, y la otra, llamada intermedia, a la que se le atribuye una “falta de interés” ciudadano, que merma la contabilidad y la confiabilidad entre una y otra elección. Le cuento:

En el 2000 el PAN con José Mendoza Márquez como candidato –hermano del actual presidente-, gana la elección municipal con 91,745 votos, 32,140 votos MAS que en el 97;  en el 2003 con José Rivera como candidato, gana con 50,282 votos, pero con 41,463 votos MENOS que en el 2000; en el 2006 con Gerardo Hernández como candidato gana con 103,922 votos, tiene 53,640 votos MAS que la elección del 2003; en el 2009 con Rubí Laura López como candidata  gana con 55,194 votos,  pero con 48,728 votos MENOS que en la elección del 2006; en el 2012 con Ismael Pérez como candidato gana con 92,268 votos, tiene 37,074 votos MAS que la del 2009; y en el 2015 con Ramón Lemus, gana con 62,708, pero con 29,560 votos MENOS que la elección del 2012. 

 En esta etapa, parece cumplirse la idea que las elecciones intermedias tienen menor participación ciudadana, pero observe que la diferencia es casi la mitad con relación a la presidencial. En un municipio pequeño, parece imposible que no salgan a votar 56 mil ciudadanos, o bien, los que salieron en la elección presidencial, quizá fueron de papel, lápiz y dinero, mucho dinero y corrupción.

Para abonar sobre lo mencionado, le comento, en las últimas 6 elecciones, el PAN tiene un promedio general de 76,019 votos por elección, pero en las elecciones intermedias su promedio es de 56,061 votos; y en la elección presidencial sube a 95,978 votos.  Como sea, esas cifras nos anticipan un comportamiento electoral atípico, que puede ser construido desde el war room del partido gobernante en función de un propósito trascendental, la presidencia de la república.

Ahora veamos los altibajos del PRI: Alejandro Lara, pierde en el 2000 con una votación de 48,119, a pesar de obtener 6,866 votos MAS que la elección del 97; Miguel Ángel Chico Herrera pierde en el 2003 con una votación de 32,684 votos, y una DISMINUCION de 15,435 votos; Juan Manuel Acevedo Quiles pierde en el 2006 con una votación de 33,249 votos, a pesar de obtener 565 votos MAS que la elección anterior; Julián Malo Guevara pierde en el 2009 con una votación de 39,691 votos, a pesar de obtener 6,442 votos MAS que la elección anterior; José Luis González Uribe pierde en el 2012 con una votación de 75,009 votos, a pesar de obtener 35,318 votos MAS que la elección anterior; Fernando Bribiesca Sahagún pierde en el 2015 con una votación de 47,676 votos, son 27,333 votos MENOS en relación a la elección anterior;

La elección del 2012 es muy significativa, porque es el intento en todo el estado para retomar el control político, en consonancia con el triunfo anunciado del PRI, con Peña Nieto. Se quedó en el aire, pero los acuerdos nacionales se renovaron con el PACTO POR MEXICO.

En las últimas 6 elecciones, el PRI tiene un promedio general de 46,071 votos por elección; en las elecciones intermedias su promedio es de 40,017 votos; y por último, en las elecciones presidenciales alcanza un promedio de 52,123 votos.

En esta segunda etapa, en cuanto a la participación electoral efectiva para todos los partidos, en general, hay un promedio de 153,253 votantes por elección; en la elección presidencial el promedio es de 169,845 votantes, y en la elección intermedia es 136,662 votantes. 

La participación electoral sigue invariable, y despierta interrogantes, porque a lista nominal de electores, de 229,438 registros pasa a 350,417, aumenta con 120,979 registros, hay un 34.6% de aumento, 

Una tercera etapa del proceso electoral es el que se registra del 2018 al 2021, porque Morena rompe con el bipartidismo, al alcanzar el gobierno de la república. Así se convierte en el tercer partido político que reconfigura el comportamiento electoral en el municipio de Celaya. Veamos.

El PAN gana en el 2018 con Elvira Paniagua obteniendo 58,535 votos, pero PIERDE 7,852 votos en relación con la elección 2015; a pesar de ser una elección presidencial va muy a la baja; en el 2021 gana en alianza con el ex -priista, ex –independiente, expresidente municipal (1988) Javier Mendoza Márquez con una votación de 66,397 votos, INCREMENTA con 7,852 su votación con relación al 2018. 

El PRI pierde en el 2018 con Montserrat Acevedo, obteniendo 17,230 votos, son 30,446 votos MENOS que la elección del 2015; en el 2021 pierde con Jorge Estopellán, que obtiene 13,559 votos, DECRECE con 3,671 votos en relación con la elección del 2018.

Morena pierde en el 2018 con Italia Almeida, alcanza una votación de 35,854 votos, pero con un incremento de 25,838 votos con relación a la elección del 2015; en el 2021 pierde con Carmen Castrejón, alcanza una votación de 46,551 votos, pero incrementa su votación con 10,697 votos con relación al 2018. La tendencia creciente de Morena es imparable, en menos de 5 años, gobierna 24 de los 32 estados del país, y la figura del Presidente Andrés Manuel López Obrador alcanza niveles de aprobación que median en el 60% .

Esta tercera etapa, refrenda por un lado la caída irrefrenable del PRI, y el estancamiento de la votación del PAN. Le doy un ejemplo muy claro, más allá de las cifras que le mostré. En 1997 el PAN gana la presidencia municipal con 59,335 votos; 24 años después, con 8 elecciones ganadas, en el 2018 obtiene 58,535 votos, cifra que queda por debajo de la del 97. En la elección ultima, del 2021, el PAN gana 66,397, son 7,062 votos mas que la del 97 del siglo pasado.

En ese mismo periodo, 97-21 el PRI tiene un decrecimiento del 67.1 % con respecto a sus resultados. De manera paralela, la lista nominal de electores pasa de 197,732 registros, a 390,227 electores, aumenta con 192 mil ciudadanos, que en las urnas nunca aparecen. En esa cifra roja, se encuentran miles y miles de ciudadanos que no se sienten representados por los partidos políticos, pero eso puede tener un giro en la próxima elección.

A la elección del 2021, el PAN llega con las alarmas prendidas y los focos en rojo, pero no es por el PRI que va en decadencia, sino por la CRECIENTE votación de Morena, eso explica su acto desesperado, al llevar como candidato al usurpador de 1988, y ahora líder de los “opositores Independientes”. Hicieron cuentas alegres, la suma de los votos del Pan y de los ex Independientes, en la elección anterior, fue de 94,389 votos, pero solo alcanzaron 66,397 votos, ganan de panzazo, en esa lógica, habrían perdido 27,992 votos. 

Con esta alianza, y con la intención de reelegirse en el Ayuntamiento, prácticamente los “Independientes” desaparecen, dejando otra vez un solo cuerpo partidario, anquilosado, fosilizado, pero que desde la “oportunidad” que le permite ser gobierno, intentará con todos los medios a su alcance, ganar de nuevo la presidencia municipal.

Lo cierto, es que durante 21 años no pudieron romper su techo electoral (2000-2021), a pesar de contar durante 12 años con el apoyo del gobierno federal (2000-2012), y 29 años consecutivos del gobierno estatal (1991-2023), mucho menos lo harán ahora, que se encuentran fracturados, divididos, desprestigiados, y siendo vigilados por decenas de miles de ciudadanos que participarán en el proceso electoral. 

El fraude electoral, como lo hizo en 1988 sería la única apuesta de Francisco Javier Mendoza Márquez para reelegirse, y quizá lo intente, y quizá hasta gane, pero la memoria que deje seguramente nunca será inscrita con letras de oro, y si pierde tampoco. 

Revolcadero.

Si hiciéramos en colectivo un ejercicio de reflexión y conciencia del daño que nuestra omisión e indiferencia le ha hecho a nuestra ciudad, ¿pararíamos el desastre?

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