La única decisión que ha tomado Claudia Sheinbaum como futura candidata presidencial de Morena se está cayendo. Todo lo demás lo ha definido López Obrador, pero lo único en que ha incidido la exjefa de Gobierno es en conseguir el aval del presidente para que Omar García Harfuch fuera el candidato de Morena a la jefatura de Gobierno de la capital del país.

Se sabe que Sheinbaum convenció a AMLO con un argumento: si no es Harfuch, vamos a perder la Ciudad; él puede robar a la oposición votos de las clases medias. López Obrador dio su aval, a pesar de que el personaje nunca ha sido de su agrado por haber trabajado en gobiernos del PAN y del PRI, y haberse formado en la escuela de Genaro García Luna.

Pero a partir de que dio su aval y eso se supo, los más duros del morenismo emprendieron una embestida contra Harfuch que logró hacer mella en el ánimo presidencial: lo convencieron de que era el símbolo de la mafia del poder, que su llegada a la Jefatura de Gobierno empañaría el legado obradorista y le abriría las puertas de la Presidencia en el 2030 a los intereses de Beltrones, de Gamboa… Es decir, le cantaron al oído al presidente la melodía que más le gusta escuchar y todo cambió para Harfuch: de ser el ungido pasó a ser el impuesto, de ser el favorito de Palacio pasó a ser el torpedeado desde Palacio.

Alejandro Encinas declaró que había participado en las reuniones del caso Ayotzinapa en el sexenio pasado. Los duros de Morena lo atacaron por todos los frentes. Se activó el aparato de propaganda controlado por los radicales: caricaturas, columnas, redes sociales. Martí Batres se volcó a favor de Clara Brugada, su principal rival. El mensaje fue diáfano: Harfuch podrá ganar a la clase media, pero va a perder a Morena.

El criterio del INE de que en las 9 gubernaturas en juego los partidos tengan que postular a 5 mujeres y 4 hombres les dio la excusa perfecta para completar el golpe. Van a tener que sacrificar candidaturas de hombres, aunque ellos sean punteros en las encuestas hasta ahora difundidas. ¿Será Harfuch uno de los sacrificados?

Con qué fuerza sentirán los pasos en la azotea que hasta el que lo bautizó como “Batman”, el dirigente verde capitalino Jesús Sesma, ya advirtió a Morena que analizaría romper la alianza si el candidato no es Harfuch.

La postulación de Omar García Harfuch en la Ciudad de México es la única decisión que ha tomado Claudia Sheinbaum en todo el proceso electoral de Morena. Si cede en esta, estará mandando una señal de debilidad monstruosa. Significará la pérdida de toda fuerza propia. Será la confirmación de que, en efecto, su triste papel es y será el de una simple marioneta. Y que todas las decisiones las toma y las tomará Andrés Manuel López Obrador.

 

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