¡No!, no tengo nada en contra de que nos representen o nos gobiernen mujeres, de hecho, soy partidario que cada día sean más las mujeres en el poder, pero, no de forma obligada por leyes y procedimientos estúpidos.

Son tiempos de perversión política, los partidos, todos, manipulan y hacen trampa para que compinches, contlapaches, cómplices o compadres de quienes conforman las cúpulas partidistas o son el “poder tras el trono”, sean candidatos a los puestos de gobierno o de representación popular; esto es tan obvio, que las guerras intestinas por las candidaturas son noticia de todos los días, son noticia hoy y lo serán mañana en tanto no terminen los tiempos de selección y repartición; no es de extrañar entonces, que los supuestos “aliados” PAN, PRI y PRD ya anden de la greña porque Marko, sin consultar a rojos y amarillos, se fue por la libre y definió que para la CdMx el género del candidato sería varón, con lo que elimina a su correligionaria Lía Limón y a la contlapache, Sandra Cuevas, favoreciendo a su “amiguis” Santiago Taboada, pisando de paso los acuerdos y componendas con sus “aliados”, lo que traerá rencores y resentimientos que generarán el rechazo de amarillos y rojos al apoyo del impuesto candidato azul, como no hace mucho sucedió en el EdoMex y por eso perdieron; en tanto, los morenos no cantan mal las rancheras y dado el relajo que traen para manipular elecciones internas, tuvieron que posponer los resultados de sus supuestas encuestas para “negociar” con los perdedores y evitar una desbandada que pondría en riesgo el casi seguro triunfo de la poseedora del bastón sin mando, Claudia Sheinbaum. Valdría la pena comentar, como nota al margen de las luchas y traiciones interpartidistas, que la ciudadanía simplemente no importa, ni lo que piense, ni lo que haga, porque en la partidocracia, quienes mandan son los “dueños” de los partidos, haiga sido como haiga sido…

Pero vayamos al principio: ¿Qué tienen que opinar el INE y el TFPJ respecto a la paridad de género en las candidaturas de los partidos?, si la democracia, como se supone, es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, el sentido común indica que, para obtener el beneplácito y los votos del respetable, deberán los partidos proponer a sus mejores cuadros, sean hombres o mujeres, para así ganar las elecciones; si uno de los partidos se pasa de vivo y con una cúpula machista propone a puros hombres y en adición mediocres, el partido contrario podrá proponer mujeres y tendrá el voto a favor del electorado, siempre y cuando las féminas propuestas sean capaces, comprometidas y de probada honestidad, en otras palabras, los espacios políticos para las mujeres, deberían darse de forma natural en base a su perfil y capacidad, sin necesidad de imposiciones legaloides; caso contrario, si los varones son más capaces, ¿por qué el pueblo tiene que sufrir la imposición de una candidata incapacitada para gobernar por propias limitaciones?, lo que además de ser un atentado a la democracia pues niega al elector el poder de decidir, es un acto de crueldad, no hay que ir muy lejos para exhibir el drama que implica imponer candidatas impreparadas, incapaces, corruptas, cosa de voltear a ver Guerrero con Evelyn Salgado, al mismísimo Acapulco con Abelina López o peor aún, a Chilpancingo y el drama que se vive con el crimen organizado y su inútil alcaldesa Norma Otilia.

Si la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, debería ser el pueblo quién elija gobernantes o representantes, de la baraja que propongan los partidos y no una imposición de hombres o mujeres impreparados, para cumplir con cuotas de género… Y ya encarrerados señalo; ¿no se han dado cuenta de la farsa que es elegir candidatos mediante el mentiroso, manipulador y tramposo método de encuestas?… Lo sé, así los dueños de los partidos controlan y tramposamente imponen a sus compinches, pero, ¿es eso acaso un procedimiento democrático?; sobre ello Marcelo Ebrard nos puede dar una opinión… ¡Así de sencillo!

Un saludo, una reflexión.

Santiago Heyser Beltrán

Escritor y soñador 

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