Ser tolerante ya es un gran logro, sin embargo, no es suficiente. Una persona puede tolerar el comportamiento de otra sin comprender el porqué del mismo.
Tolerar es un hábito de la conducta; comprender es una operación del entendimiento que se aproxima al objeto con el fin de hacerse cargo no solo de su presencia sino de la mecánica que lo mueve y de la naturaleza que le da sentido, si es que lo tiene.
Tolerar consiste en respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias, pero no en comprenderlas. Así, una persona puede tolerar que las mujeres trabajen y que los extranjeros vengan a quitar el trabajo a las personas locales. Está claro que esta persona es machista y xenófoba, pero también es tolerante.
El 16 de noviembre se celebra el Día Internacional para la Tolerancia, una efeméride instaurada por la ONU en 1995, para conmemorar la Declaración de Principios sobre la Tolerancia. En este documento se dice que, la tolerancia no es indulgencia o indiferencia, sino el respeto a las creencias, cultura y opiniones de los otros, así como también es un Derecho Humano, por lo cual es inalienable y lo que demuestra es que las personas son naturalmente diversas y solo en el marco de la tolerancia podrán convivir.
El mundo actualmente se encuentra en conflicto sin resolver que ha llegado hasta la guerra. Palabras como xenofobia, discriminación, homofobia, antisemitismo, palestinofobia, aparecen en los titulares de los periódicos a diario.
La humanidad parece haberse vuelto más intolerante, rechazando al que es diferente, sin darse cuenta de que cada individuo en el mundo, es por definición, diferente.
Hermanos de una misma familia pueden desarrollar cualidades muy distintas los unos de los otros. Los hobbies que practica una persona no son los que gustan o practican la gran mayoría.
Nuestros cuerpos tienen unas características que los pueden volver especialmente hábiles para alguna actividad y torpes para otras. Es más, cada ser humano aprende de forma diferente, porque su proceso cognitivo es muy distinto al otro.
Ser diferente no es malo, lo que es realmente malo, son los prejuicios que se crean alrededor de aquellas personas que realizan acciones que no conocemos o entendemos. Bien sea por creencias religiosas, culturales o de género.
El Día Internacional para la Tolerancia, es una fecha que busca desembarazarnos de esos prejuicios e intentar entender al otro. La tolerancia es un valor humano que va asociado al respeto.
Comprender consiste en encontrar justificados o naturales los actos o sentimientos de otro, es decir: Respetar a las demás personas con sus virtudes y defectos y no juzgarla sólo por éstos últimos. Ponerse en el lugar de la otra u otras personas, actuar con empatía. Aceptar las críticas negativas (pero constructivas) que nos realicen otras personas. Dejar terminar de hablar a la otra persona antes de juzgar lo que ha querido decir.
Una persona tolerante pero no comprensiva desconoce qué es dialogar, cree que consiste en convencer a la otra persona antes de ser convencido por ésta. Se las reconocen porque dicen frases como “¡digas lo que digas, no me vas a convencer!”, “no insistas, no me convencerás” o frases similares.
Por tanto, no es suficiente ser tolerante, aunque ya es un logro. Hay que ser comprensivo. Y si bien es cierto que hay pocas personas tolerantes, las comprensivas escasean. ¡Fomentemos la comprensión!
¡Por la Construcción de una Cultura de Paz!
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