El placer es esa sensación de goce o satisfacción que experimentamos al hacer o percibir cosas que nos agradan. Es el sentimiento positivo a nivel físico, mental o espiritual relacionado con felicidad, bienestar o satisfacción.

Ahora bien ¿qué tiene que ver el placer con los procesos de salud y enfermedad?

Comencemos por lo básico entonces: el placer juega un papel significativo en nuestros procesos de toma de decisiones. La persecución del placer, generalmente relacionada a la búsqueda de emociones positivas o recompensas, puede influenciar las decisiones que realizamos en varios aspectos de nuestras vidas. 

El sistema de recompensas del cerebro, particularmente con la liberación de neurotransmisores como la dopamina, se relaciona con experiencias placenteras. Cuando anticipamos o experimentamos placer, los circuitos de recompensa del cerebro se activan, reforzando comportamientos asociados con dicha recompensa. De la misma manera, el placer suele provenir de la gratificación inmediata y los individuos priorizan las recompensas urgentes, antes de los beneficios a largo plazo. Así mismo, el placer está relacionado de manera estrecha a las emociones y las respuestas emocionales tienen impacto significativo en la toma de decisiones, además de estar relacionado con comportamientos asociados a riesgo, en los cuales los individuos son más abiertos a tomar riesgos de mayor envergadura, con tal de alcanzar esa recompensa placentera.

Los hábitos se relacionan también con el placer, siendo aquellos más placenteros los que son más probables de ser repetidos, siendo incluso generadores de rutinas; de igual manera el placer es un gran motivador, asociándose a generar cambios conductuales de las personas con la intención de alcanzar ese objetivo que es la recompensa placentera. Por último, el placer tiene un carácter social, haciendo que las personas tomen decisiones basadas en lo que es socialmente aceptable o que esté en línea con las preferencias de su grupo social, incluso si va en contra de valores individuales u objetivos a largo plazo.

Se trata este tema, porque es fundamental para comprender por qué a pesar de que sabemos que fumar causa cáncer o impotencia, que el consumo de refresco puede ser factor para desarrollar diabetes, que el consumo de alcohol en exceso puede ser origen de cirrosis o accidentes o que el consumir drogas puede ser causa de trastornos psiquiátricos importantes, los individuos y poblaciones seguimos fumando, tomando refrescos, consumiendo alcohol y drogas. En todas estas circunstancias el placer juega un papel preponderante. La gratificación, la recompensa y el bienestar inmediatos son sumamente atractivos y esto genera situaciones de harto riesgo.

Es por ello que, para el diseño de políticas públicas eficientes, debe atenderse esta variable. No es cosa sencilla, pues es una condición humana de altísima complejidad. Sin embargo, podría abordarse desde una perspectiva de sensibilización sobre procesos de toma de decisiones en las personas, en las que se promueva el ejercicio a conciencia de un balance entre el placer inmediato y el bienestar a largo plazo. Las estrategias que promuevan esa gratificación postergada y enfaticen la recompensa que viene al final de un camino, serán de beneficio para temas de salud. De la misma manera, el hacer conscientes a las personas sobre el rol que el placer juega en sus decisiones, permitiría a los individuos tomar las mismas con una mayor deliberación y responsabilidad. Ser claros y transparentes al abordar estos temas, permite a los individuos un mejor conocimiento de sus motivaciones y las consecuencias a largo plazo de sus decisiones. Por último, en áreas como la salud, las intervenciones que educan a los individuos sobre las consecuencias de las decisiones que se toman por la búsqueda del placer o gratificación, siempre será efectiva, pero además, el educar sobre esas recompensas de mayor envergadura cuando se toman decisiones más razonadas y no solamente motivadas por una sensación placentera, serán de utilidad para lograr resultados en materia de salud pública.

Entender el rol del placer en la toma de decisiones, en especial las relacionadas a salud, es crucial para los individuos y para aquellos que diseñan políticas públicas o intervenciones sanitarias. Al reconocer y atender esta influencia, los individuos y sociedades podrán realizar elecciones más informadas, alineadas con sus valores, metas y bienestar general. Atendamos y discutamos el tema.

(Médico Patólogo Clínico. Especialista en Medicina de Laboratorio y Medicina Transfusional, profesor universitario y promotor de la donación voluntaria de sangre)

 

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