La no violencia habla tanto de una ideología como de una práctica ético-política que rechaza el uso de la violencia y la agresión, en cualquiera de sus formas. Se opone al uso de la violencia como un medio (método de protesta, práctica de lucha social, o como respuesta a la misma violencia) y como fin (por ejemplo, para lograr un cambio social o cambio político, porque considera que todo acto violento genera más violencia). Se trata de una opción alternativa que pretende “humanizar” la sociedad, apostando y valorando el poder de la vida e ignorar y prevenir los conflictos. Desde esta perspectiva, la obtención de los logros en la lucha social es posible porque considera que el poder de los gobernantes no es eterno ni indestructible, sino que depende del consentimiento de la población. La acción no violenta busca disminuir ese poder, cuando considera que se ejerce injustamente, retirando el consentimiento.

Esta ideología representa toda una propuesta en positivo para entender los conflictos y transformar la sociedad. Desde una perspectiva no violenta, los avances históricos de la Humanidad han sido posibles por su capacidad de evolucionar cooperativamente. Esta idea implica considerar que la violencia y la exclusión no son “intrínsecas al ser humano” sino tendencias promovidas por actores históricos con intereses determinados que ayudan a crear super estructuras como el complejo militar-industrial, que en un círculo vicioso empujan la misma violencia de la que se alimentan. 

El problema de la violencia política sería la organización para la violencia -la creación de ejércitos u organizaciones armadas que absorben tiempo y recursos humanos, cognitivos, reflexivos, políticos, científicos y materiales con consecuencias catastróficas- y también la preparación para su justificación y legitimación – la cultura de la guerra, el sexismo, el etnocentrismo, la competitividad destructiva, etc.-. Todo esto impide la realización de la persona humana o dificulta la satisfacción de sus necesidades fundamentales. Ante esto, la no violencia plantea un proceso de toma de conciencia para reconocer cuáles son, y por qué, las víctimas que va dejando tras de sí todo sistema político, económico y social.

¡No hay excusa! es el grito de la ONU para eliminar la violencia contra las mujeres. La campaña del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en 2023 se dirige a los poderes públicos, a los gobiernos, para que pongan los medios necesarios para erradicar la lacra de la violencia de género. Si se quiere avanzar, se debe invertir en prevención. Sin embargo, es alarmante la escasa cantidad de recursos económicos que los países están destinando a este objetivo. 

La Organización de las Naciones Unidas conmemora 16 días de activismo contra la violencia de género, desde el 25 de noviembre hasta el 10 de diciembre. En estos días, piden a todas las personas que se solidaricen con las defensoras de los derechos de las mujeres y que apoyen a los movimientos feministas del mundo para conseguir un mundo libre de violencia de género.

La violencia contra las mujeres y niñas se manifiesta de forma física, sexual y psicológica, y suele adoptar una de las siguientes situaciones:

  • Violencia por parte de un compañero sentimental (violencia física, maltrato psicológico, violación conyugal, feminicidio).
  • Violencia sexual y acoso (violación, actos sexuales forzados, insinuaciones sexuales no deseadas, abuso sexual infantil, matrimonio forzado, acecho, acoso callejero, acoso cibernético).
  • Trata de seres humanos (esclavitud, explotación sexual).
  • Mutilación genital femenina (practicada en ciertas comunidades y culturas, asociada con creencias religiosas).
  • Matrimonio infantil (niñas obligadas a contraer matrimonio en contra de su voluntad).

Ahimsa significa no violencia, pero su concepto va más allá: se refiere al respeto por la vida. Por tanto, no es que signifique sólo no matar, sino que también incluye el no causar el dolor a ningún ser vivo, de cualquier tipo (físico o emocional), a través de las acciones, pero también del pensamiento y las palabras. Y no solo a los seres vivos, sino que también a la naturaleza y a nuestro entorno. Este principio tiene que ver con generar paz en todo lo que nos rodea. Pero esta paz primero tiene que darse en uno mismo, en nuestro interior, para después poder luego llevarlo hacia fuera y compartirla hacia el exterior.

Para practicar ahimsa debemos entonces practicar el respeto. Y el respeto primero debe practicarse hacia nosotros mismos, lo que implica conocerse para entender los mecanismos y patrones interiores de cada uno.

¡A practicar la no violencia (ahimsa).!

¡Por la Construcción de una Cultura de Paz!

manuelramos28@gmail.com

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