Estaba planeado para ser el primer gran golpe de Delfina Gómez. La señal de empoderamiento que suelen enviar los mandatarios entrantes. El “ya saben quién manda aquí” que marcan los códigos del sistema político mexicano. Terminó siendo una pifia.
La historia comienza cuando se pelean por problemas de pareja el presidente municipal de Toluca y su esposa. Él, Raymundo Martínez Carvajal, un añejo priista que ha navegado en varios sexenios de la política local mexiquense. Ella, Viridiana Rodríguez, quien estuvo al frente del DIF en la administración de su marido. Y hay un personaje adicional que es clave en la trama: el papá de ella, el suegro del alcalde, Emilio Rodríguez Cruz, a quien Martínez Carvajal le había dado trabajo en el gobierno.
Aparentemente, para presionar a su pareja a firmar los papeles y propiedades del divorcio, el presidente municipal de Toluca acusó a su suegro de malversación de fondos y usó a la policía local para detenerlo. Según la investigación, lo detuvo y lo retuvo, pero nunca lo puso a disposición del ministerio público. Por eso se tipificó el delito de secuestro exprés.
Al poco tiempo, Viridiana Ramírez pidió cita con la nueva gobernadora mexiquense, la morenista Delfina Gómez. Le llevó el expediente y le denunció incluso actos de violencia intrafamiliar. Empática con la víctima, la gobernadora instruyó al fiscal del Estado de México, José Luis Cervantes Martínez, que acelerara el caso y que, si había elementos, actuara contra el presidente municipal de Toluca.
Sucedió la noche del viernes. Un notorio operativo buscó cumplimentar la orden de aprehensión en contra de Raymundo Martínez Carvajal. Ejército, Guardia Nacional, Fiscalía estatal rodeando su oficina y su casa. Para Delfina Gómez parecía la señal perfecta: detener al alcalde de la capital de su estado era el manotazo en la mesa para mostrar quién manda. En el momento del aparatoso operativo, cundieron la preocupación y el miedo entre los integrantes de la clase política mexiquense. El mensaje de poder fue enviado y recibido…
…pero se volvió burla. Resulta que el alcalde no estaba. Se había fugado desde antes. Incluso tenía un acto público al mediodía al que no llegó, y eso que él era el invitado de honor y galardonado. Las autoridades estatales y federales extendieron el operativo a municipios aledaños y nada. Terminaron dando aviso al Instituto Nacional de Migración para que no pueda salir del país y a la Interpol para que emitiera una ficha roja por si ya salió. De ese tamaño el desconcierto.
Lo que estaba diseñado para ser un mensaje de poder terminó siendo un mensaje de debilidad. Por lo menos hasta ahora. Ya veremos si logran detenerlo o si, como se ha vuelto frase común en el obradorato, “ni eso les sale”.
Saciamorbos
Cuentan que en el marco de la FIL hubo reunión de la candidata con empresarios tapatíos y regios. Que ella les pidió apoyo económico y que ellos no le dieron nada. Le contestaron que mejor terminando la precampaña veían su posición en las encuestas, y ya entonces hablaban.
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