Es una idea socialista que tener utilidades es un vicio y que tener grandes utilidades es vergonzoso. Yo tengo otra opinión. Pienso que el real vicio es tener pérdidas”. 

Winston Churchill

 

Nadie podrá acusar al presidente López Obrador de no ser optimista, por lo menos no sobre las acciones de su gobierno. El pasado 8 de mayo declaró acerca del Tren Maya: “Sí, de acuerdo a las estimaciones todavía preliminares en seis años va a empezar a tener utilidades toda esa inversión, en seis años, porque es un proyecto muy rentable en términos económicos”.

¿Rentabilidad económica de un tren en seis años? Sería un verdadero milagro en un mundo en el que los trenes de pasajeros casi siempre pierden dinero. ¿Y en tan solo seis años? ¡Qué curioso que ninguna de las compañías privadas a las que el presidente ofreció el proyecto haya querido tomarlo! Se ve que quienes han operado ferrocarriles durante décadas no conocen su propio negocio.

Quizá es que las empresas privadas son menos eficientes en la construcción que el ejército, que puede utilizar mano de obra esclava. Pero ni así se entiende. El Tren Maya iba a costar entre 120 mil y 150 mil millones de pesos; pero, aunque el gobierno ha ocultado información bajo la excusa de la seguridad nacional, hoy los costos han superado los 500 mil millones de pesos. Con un sobrecosto tan grande, ¿puede ser rentable el proyecto?

El presidente ya lo inauguró y supongo que ya han empezado a llegar a las estaciones los miles de pasajeros que colmarán sus vagones. Es muy fácil llenar el tren el día de la inauguración, cuando mucha gente quiere quedar bien con el presidente. Eso ocurrió en la inauguración del AIFA. Todo el mundo quería mostrar lealtad al gran jefe. Algunas dependencias usaron dinero público para comprar pasajes, pero hoy vemos un AIFA desolado y con pérdidas.

¿Por qué podríamos esperar algo distinto en el Tren Maya? La obra se ejecutó sin un estudio de factibilidad económica y sin un proyecto ejecutivo. El trazo y la ubicación de las estaciones se fueron modificaron conforme avanzaba la obra. El propio presidente no parecía estar muy enterado. Prometió que el proyecto se realizaría sin cortar un árbol, pero miles fueron talados.

Aunque AMLO no se ha retractado de su afirmación de que el tren sería económicamente rentable, ya ha tomado medidas para obtener dinero para cubrir las pérdidas. Por decreto ha modificado la Ley Federal de Derechos para tomar los recursos que se cobran a turistas internacionales y utilizarlos para el Tren Maya, aunque deja al país sin promoción internacional.

Quizá alguien pueda argumentar que el presidente se confundió, que no quiso decir “económicamente” rentable, sino “socialmente”. Un inicial “análisis de costo beneficio” de Hacienda, que quizá buscaba halagar al jefe más que tomar en cuenta consideraciones técnicas, argumentaba, en efecto, que el Tren Maya tendría una “rentabilidad social” de, exactamente, ¡189,900 millones de pesos con una “tasa interna de retorno social” de 19.6 por ciento! Quienes realizaron el trabajo, sin embargo, consideraban un costo de inversión de 134,600 millones de pesos más un IVA de 21,400 millones para un total de 156 mil millones. El IMCO ya calcula un costo de 511,200 millones de pesos, pero no sabemos cuánto ha ocultado el gobierno bajo el pretexto de la seguridad nacional. Tampoco se ha publicado algún cálculo de las pérdidas anuales de operación.

No habrá rentabilidad social, sin embargo, si el proyecto se convierte en un elefante blanco, como el AIFA o como tantos de las eras de Echeverría y López Portillo. Para sacar el saldo de rentabilidad social, por otra parte, habría que restar la destrucción ecológica, y esta ha sido brutal. No, este no será un proyecto rentable ni en lo económico ni en lo social. 

 

Exportaciones

 

Las exportaciones de México a Estados Unidos de enero a octubre aumentaron 4.5 % mientras que las de Canadá bajaron 4.9 por ciento y las de China 22.9 %. Las sanciones de Washington están pegando a China y el beneficiario es México. 

 

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