El concepto de “dignidad humana” se utiliza con frecuencia para describir el valor intrínseco de cada individuo simplemente por tener esa característica: la humanidad. Sin embargo, a pesar de ser un principio fundamental en ética, filosofía y derechos humanos, definir este concepto de dignidad humana es sumamente desafiante, ya que engloba varios aspectos de la experiencia humana. 

No obstante, intentemos poner algunos en perspectiva:

1) Valor inherente: la dignidad humana sugiere que cada persona tiene importancia o aprecio simplemente por ser eso, un ser humano, y este valor no depende de factores externos como logros, estatus social ni capacidades.

2) Autonomía y respeto: este concepto incluye la idea de que los individuos tienen el derecho de tomar decisiones acerca de sus vidas, y esas decisiones deben ser respetadas por los demás. Respetar la autonomía y la determinación personal es un aspecto crucial de la preservación de la dignidad humana.

3) Inviolabilidad: la dignidad humana implica la idea de que ciertos aspectos de la existencia son “sagrados” y no pueden ser mancillados, lo cual incluye la integridad física, las decisiones éticas y morales y las creencias personales.

4) Equidad: este principio se asocia con la dignidad humana al enfatizar que todos los individuos, sin importar sus diferencias en raza, género, religión u otras características, comparten derechos comunes inherentes a todas las personas, como el derecho a la vida, la libertad, la seguridad y la capacidad de perseguir la felicidad, atendiendo además al reconocimiento de la miríada de experiencias humanas, creencias y culturas.

5) Bienestar social y económico: parte de la definición de la dignidad se expresa también en estos términos, incluyendo la idea de que los individuos deben tener acceso a la satisfacción de sus necesidades básicas (salud o educación, por ejemplo) y oportunidades para el desarrollo y crecimiento personal.

6) Vida plena: la dignidad humana se asocia con el concepto del “florecimiento” del ser humano y la idea de que los individuos tienen el potencial de vivir vidas plenas, con sentido y trascendentes, que involucren la persecución y consecución de objetivos personales, relaciones y contribución a la sociedad.

Al final de este 2023 y comienzo del 2024, es y será un reto apostar por proteger la dignidad humana, y es tarea de todos hacerlo por multitud de razones éticas, morales y prácticas, todas orientadas a mantener el valor de los individuos, apelando a un sentido de justicia y respeto a la humanidad básica de las personas.

Estamos en tiempos aciagos donde el abuso, la explotación y el daño a las personas crecen en diversas regiones del planeta, incluyendo nuestro país, donde la familia humana sufre a nivel físico, emocional y psicológico. 

Al no poder garantizar que un humano pueda ser digno o vivir una vida digna, es imposible, por decir lo menos, lograr la armonía y la cohesión social, con la incapacidad de formar comunidades donde los individuos se sientan valorados, respetados y con ese deseo de colaboración y entendimiento del bienestar del otro.

Suelo hablar de salud en la mayoría de mis escritos y esta no es la excepción: para mantener un planeta sano, en todos los aspectos, es imperativo tener individuos que vivan una vida digna, pues esto es la piedra angular del bienestar social. Trabajemos en conjunto para lograrlo. Feliz año 2024, estimado lector.

(Dr. Juan Manuel Cisneros Carrasco, Médico Especialista en Patología Clínica, Profesor Universitario y promotor de la donación voluntaria de sangre).

 

 

 

 

 

 

 

 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *