Esta vez ni siquiera dijo que no es cierto. Esta vez ni siquiera tuvo el descaro de soltar que no hay pruebas. Luego de publicarse los audios y documentos que embarran a su hijo Gonzalo “Bobby” López Beltrán en tráfico de influencias con el Tren Maya, el presidente López Obrador no desmintió un solo renglón del reportaje. No puede.

López Obrador no puede decir que los audios donde su hijo “Bobby” es una referencia permanente son falsos. En ellos queda claro una y otra vez que, con el aval del presidente, su hijo dispuso de dinero del pueblo para enriquecer a uno de sus mejores amigos, Amílcar Olán, a quien durante este sexenio convirtieron en un acaudalado empresario dándole millonarios contratos de gobierno. ¿El dinero es de Amílcar, o Amílcar es un prestanombres de la familia presidencial?

López Obrador no puede decir que no conoce a Amílcar Olán. Es amigo de sus hijos desde hace años, joven tabasqueño de su generación. En el círculo íntimo del presidente, saben de la importancia del personaje. También lo saben los dueños de grandes consorcios constructores del Tren Maya, que terminaron contaminados con este empresario hecho al vapor, y a quienes el propio Amílcar menciona en los audios como partícipes de su negocio. Refiere a José “Pepe” Miguel Bejos, de Mota-Engil, en lo particular y a Grupo Carso en lo general.

López Obrador no desmintió nada de la segunda parte de “El Clan” publicada en Latinus porque la evidencia es dura, seca. Los audios son apabullantemente reveladores. No dejan espacio a la duda: el presidente sabe lo que hacen sus hijos, y sus hijos se dedican al tráfico de influencias. Los documentos que acompañan al reportaje demuestran que no sólo son palabras. Lo que Amílcar decía, pasaba.

Y como López Obrador no puede desmentir un solo renglón del reportaje, recurre a su conocida escapatoria que ya es hasta motivo de burla y meme: ¿cuánto gana Loret?

Tengo una pregunta más divertida: ¿cuánto ganan sus hijos? ¿cuánto se llevan de moches por estos negocios? Porque esas vidas de lujos no se pagan solas: viajes excéntricos, vuelos en primera clase, cuentones en restaurantes de lujo, casas, departamentos.

“Que Loret informe a sus lectores”, dice el presidente. Es justo lo que hago. Informar. Documentar la corrupción en su sexenio. Cada que revelamos una investigación sobre la corrupción en su gobierno y en su familia, el presidente solo me injuria. Yo solo presento videos, audios, documentos, las pruebas pues.

El presidente no me debe una explicación a mí. Se la debe a la gente. En el 2018, él recibió el respaldo de millones de mexicanos con la promesa de que se iban a acabar la corrupción y los privilegios. Que nunca más familiares del presidente se enriquecerían a la sombra del poder. Que no habría amiguismo ni compadrazgo. Lo que han hecho en el sexenio de su papá José Ramón, Andy y Gonzalo “Bobby” López Beltrán representa todo aquello contra lo que la gente votó en ese lejano 2018. López Obrador lo sabe y lo permite.

 

Saciamorbos

 

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