Si Marko Cortés fuera patriota, debería renunciar a la presidencia del PAN. Es la única forma de componer el desastre que hizo exhibiendo un sucio acuerdo entre su partido y el PRI en Coahuila. Al hacer público el reclamo a Manolo Jiménez Salinas, gobernador del PRI en esa entidad, ventiló el reparto de un botín, y no el de las responsabilidades de gobernar.
La extrema ingenuidad de Marko Cortés al mostrar un acuerdo-botín entre PAN y PRI hizo un daño que ni siquiera él tuvo la capacidad de reconocer. Insistió en lo burdo alegando transparencia. Peor, mostró la cara de un Partido Acción Nacional perdido en las luchas de poder y canonjías en lugar del partido que postuló desde su nacimiento y su triunfo en 2000, la ética política ante todo.
Xóchitl Gálvez sintió el golpe, ampliado ilícitamente por el presidente López Obrador en su mañanera durante más tiempo del que dedica a tragedias o a grupos de activistas sociales.
Xóchitl Gálvez debería comenzar a gobernar, por lo pronto al Frente. No puede haber tres o cuatro cabezas en la campaña.
Sería bueno que llamara a cuentas a Marko y a Alejandro Moreno, presidente del PRI, porque sus cochinadas en Coahuila son eso, un sucio reparto de botín, en lugar de un creativo proyecto de gobierno para el estado.
Coahuila es una entidad con logros en su nivel de vida, seguridad pública y de inversión privada y pública. Podría ser ejemplo de lo que propone el Frente y Xóchitl, pero en lugar de eso, Marko lo mostró como lo que quieren que sea: una vaca para ordeñar y que se va a destazar para entregarla en partes al PRI y al PAN. Peor aún, Marko ni siquiera se da cuenta de la gravedad del acuerdo firmado.
Para convertir el tropiezo en oportunidades, Xóchitl debe saberse como la única y auténtica líder del Frente. Fue electa mediante un método nuevo y creativo, tiene la base ética como escudo contra la campaña de Estado que realiza Morena, ahora debe verse que sabe liderear y unir. Qué diferente sería la campaña si el líder de Acción Nacional tuviera la altura de Gustavo Madero y el PRI la de Enrique de la Madrid, por ejemplo.
¿Puede Xóchitl pedir a Marko y a Alito que se retiren de la contienda en favor del Frente? Si bien es cierto que ella depende de la fuerza territorial de los partidos, de sus recursos y organización, ellos saben que sin Xóchitl sus partidos estarían en proceso de extinción o de vida vegetativa como la tuvo la oposición en el siglo pasado. El regreso del neo PRI -o Morena- convertido en el partido oficial, el partido de Estado, el partido de un dictador sería una tragedia nacional.
Para limpiar el cochinero, como diría Fox, necesitan el protagonismo de gente limpia, de los más capaces y decentes. Los hay, seguro que los puede encontrar Xóchitl en los perfiles ciudadanos, en mujeres y hombres jóvenes e idealistas, en mujeres y hombres de experiencia, conocedores de la política que eleva, que alienta lo mejor de los mexicanos. Ahí se vería el tamaño de su liderazgo, la magnitud de la fuerza ciudadana que la apoya.
Sería fatal el regreso del país al unipartidismo totalitario.
**Sal a votar, muestra tu buen liderazgo para que todos votemos**