Decía Confucio que es más fácil ser rico sin arrogancia que pobre sin resentimiento. Pero ¿acaso puede ser alguien resentido por criticar que se regalen 200 millones de pesos del erario para comprar espectáculos sobre-mente-facturados a Disney o artistas extranjeros? ¿Son en realidad circos populares cuando el patronato de la feria reparte a su antojo y conveniencia buena parte de las entradas? ¿Dentro del mismo despilfarro electorero oficialista no entran también los 1.500 millones de pesos destinados este año a las tarjetas rosas? ¿O los millones invertidos en publicidad oficial sobre la grandeza de Guanajuato y el legado de los últimos seis años? 

Sobre esto último, vemos espectaculares en las carreteras y cápsulas en las redes que desean convencernos de los asombrosos logros del sexenio de Diego Rodríguez: sistema de salud, prepas militarizadas, granjas de gallinas orgánicas empoderadas, finanzas transparentes y aviones 100% mexas, en contravía a los espectáculos de la Feria de León. 

Sí, debemos conceder: negar los logros de las últimas décadas sería tan obtuso como negar que a los gobiernos de Márquez y Rodríguez se les salió de las manos la seguridad de sus gobernados. Que se presuma con tanta arrogancia publicitaria lo alcanzado, mientras se hace la vista gorda a los muertos, desaparecidos y extorsionados, es un insulto a toda la población. 

La gran incógnita consiste en si el miedo a “perder” lo alcanzado, en caso de que otro aspirante de un signo contrario llegase a la gubernatura, será mucho más fuerte que la necesidad de poner fin a la hegemonía panista. La publicidad oficial no hace más que atizar ese temor. Esa posible pérdida busca hacernos olvidar las promesas incumplidas y las tumbas de miles de guanajuatenses asesinados mientras la autoridad se preocupaba por la imagen, la inversión extranjera y los spots. En este contexto, ¿no es aún más arrogante el político rico que llama resentidos a sus detractores?

La moneda sigue en el aire y en los meses que restan para las elecciones de junio las candidatas opositoras al oficialismo deberán articular una propuesta que canalice el hartazgo y atraiga a los indiferentes, a ese porcentaje superior al 50% que no se siente atraído por las urnas. Sin un aumento en la participación ciudadana el resultado sencillamente está cantado.

Como parece estarlo también en la elección presidencial, donde presenciamos esta semana el cierre de campaña de Xóchitl Gálvez en territorio guanajuatense arropada especialmente por el PAN, que puso a su disposición a su candidata a la gubernatura y acarreados en una plaza pequeña, fácil de llenar. En materia de seguridad, su discurso no podría ser más paradójico: yo voy a hacer un México seguro, porque sí sé lo que hay que hacer… 

Sólo le faltó prometer un golpe de timón.

Comentarios a mi correo electrónico: panquevadas@gmail.com

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