Me gustaba el noticiero de Azucena Uresti. Si no podía verlo a las 10 p.m. esperaba el que se repetía unas horas después. Era diferente a los demás. La conductora interpelaba a su entrevistado/a de una forma respetuosa pero con audacia y valentía. En sus entrevistas cuestionaba directo, Azucena es una persona que irradia empatía y muestra gran humanidad. Muchas historias narradas en su noticiero contribuyeron a visibilizar situaciones desatendidas logrando en algunos casos que se resolvieran. Se mostraba indignada cuando había injusticias o abusos y se solidarizaba con las víctimas. La suma de todo eso hacía que su noticiero fuera especial.
Muy clara fue Azucena al decir en su despedida: “Es momento de definiciones y dadas las condiciones actuales” ¿Qué condiciones actuales? ¿Unas que no son favorables? ¿Que amenazan la libertad de expresión? Es de esperarse que en temporada de campaña el presidente no quiera una conductora que cuestione acciones de su gobierno y no quiere correr el riesgo de que vaya a increpar a su “protegida” y cometa algún tropiezo que la haga ver mal.
El presidente le pide a Azucena que especifique las circunstancias de su salida para que no se piense que fue víctima de censura, ya que “nosotros respetamos el derecho de manifestación libre de las ideas”, según aseguró.
La realidad es que son constantes las desacreditaciones y denostaciones del presidente Andrés Manuel a periodistas que han osado denunciar sus corruptelas y mal manejo de su gobierno, a quienes desenmascaran las mentiras y “otros datos” que el mandatario pregona en sus “Mañaneras”, a quienes señalan el fracaso de su administración y los errores que comete. Está claro que no le gusta que lo critiquen ni que desaprueben lo que hace. Específicamente el mandatario ha expresado su molestia ante la cobertura periodística de Azucena en algunas notas y ella le ha revirado acusándolo de misógino, discriminador y agresor de mujeres periodistas en su programa de radio vespertino de Radio Fórmula.
Ese espacio televisivo que el presidente utiliza cada mañana para dar anuncios oficiales a la población también le sirve para “defenderse” de sus detractores, de quienes lo evidencian y destapan lo que guarda en lo oscurito. El presidente sí hace efectivo su derecho de réplica, derecho que no le permite a sus oponentes.
En esta línea del control de la información y censura se encuentran Cuba, Nicaragua y Venezuela. Países considerados en la categoría de “sin libertad de expresión” y con los que el presidente AMLO lleva estrecha relación y coincide en ideologías.
“Me siento muy orgullosa porque aquí se han escuchado las voces de todos, las voces de aquellos que son silenciados en este país”, dijo Azucena en su último programa. Y así ha sido, Azucena hacía visibles los casos olvidados, las problemáticas desatendidas y las irregularidades escondidas. Las voces que denuncian y exigen verdad y justicia han sido atacadas y tratan de silenciarlas desde el poder.