“Vivimos en un mundo donde tenemos que escondernos para hacer el amor mientras la violencia se practica a plena luz del día”. 

John Lennon

En unas de las diatribas contra los medios que acostumbra, el presidente López Obrador afirmó este 24 de enero que en su gobierno “hay mucho sensacionalismo, alarmismo”, pero que “antes la mayoría de los medios convencionales, casi todos, con honrosas excepciones, se dedicaban a aplaudir, a callar“. Dijo que en el sexenio de Felipe Calderón se hizo “un pacto del silencio para no hacer apología de la violencia“. Para probarlo presentó una fotografía de la firma del Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia en el que participaron 715 empresas de comunicación. El acto se realizó dentro de un programa de Iniciativa México.

“¡Ah, mira, qué cosa! -exclamó, fingiéndose sorprendido al mostrar la imagen–. Esto sí es nota. La nota es la nota. Fue cuando se reunieron con Calderón, en el 2011, para no hablar sobre los temas de violencia. Para la gente que no conoce es Sarmiento, que Monsiváis le llamaba de otra manera, Sarmiento, Sergio Sarmiento“. En la fotografía aparecíamos, efectivamente, Carlos Loret de Mola y yo, conductores de Iniciativa México, delante de un grupo de dueños de medios y de otros participantes en el proyecto, como el rector de la UNAM, la directora del Politécnico Nacional y el presidente de Transparencia Mexicana.

Como suele ocurrir, los otros datos del presidente son falsos. El entonces presidente Calderón no estaba presente el 24 de marzo de 2011. Tampoco se firmó un pacto de silencio. Los acuerdos eran nueve: “No ser voceros del crimen organizado. Evitar el lenguaje y la terminología empleada por los delincuentes u omitir información que provenga del crimen“; “Presentar datos en el contexto correcto, explicando la situación real de la situación de violencia en el país”; “Atribuir responsabilidades explícitamente”; “Respetar. el principio de presunción de inocencia”; “Cuidar a las víctimas y a los menores de edad”; “Alentar la participación y denuncia ciudadana”; “Proteger a los periodistas”; “Solidarizarse ante cualquier acción contra reporteros o medios”; “No difundir información que ponga en riesgo la viabilidad de las acciones contra el crimen organizado o que comprometa la vida de quienes combaten a la delincuencia“.

Yo no firmé el acuerdo, pero sí lo hicieron dos de las empresas con las que colaboraba, TV Azteca y Grupo Radio Centro. Grupo Reforma nunca se unió. ¿Qué hacía yo entonces en el evento? Era co conductor del programa Iniciativa México, que había empezado transmisiones en 2010; era un programa de concurso que, en contraste con otros reality shows, buscaba sacar lo mejor de la sociedad. Premiaba a quienes presentaban mejores proyectos sociales o ambientales, y se dieron a conocer algunos realmente extraordinarios. Estoy orgulloso de haber participado.

Es falso que los medios o yo hayamos aplaudido la guerra contra las drogas de Calderón. En mi caso, hay decenas de ejemplos de artículos y comentarios en los que condenaba la estrategia. “La guerra contra las drogas ha fracasado”, escribí en este periódico el 17 de abril de 2009. “La lista de víctimas inocentes de la guerra contra el narco es grande y crece cada día“, añadí el 24 de diciembre. Siempre me he opuesto a la prohibición de las drogas, cosa que AMLO no ha hecho.

Las empresas con las que he trabajado tienen tanto derecho como yo de defender sus posiciones, pero para mí una función crucial de los medios es dar a conocer toda la información y las imágenes que permitan comprender el salvajismo de la violencia. La censura, lejos de ayudar, promueve los actos de violencia.

Monsi

Varias veces AMLO ha expresado el infundio de que Carlos Monsiváis se refería a mí con un insulto. Lo dudo. Siempre tuve buena relación con él. Publicó mi primer artículo en 1971; lo entrevisté varias veces y en una ocasión, en su cumpleaños, lo llevé al Mamarumba de la colonia Roma, donde pasamos una noche muy divertida. Lo recuerdo con enorme cariño. 

www.sergiosarmiento.com

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