Sin pretender esbozar y mucho menos construir una biografía sobre Don Eugenio Trueba Olivares, porque carezco de los conocimientos suficientes y experiencias sobre su vida, no quise que pasara desapercibido en este espacio dominical hacer referencia a este grandioso personaje guanajuatense oriundo de Silao.

Conocí a Don Eugenio Trueba Olviares a través de su gran amigo y socio, otro grande del Derecho, Don Miguel Montes García; cuando este último ya en retiro como Ministro de la Corte, vino a radicar a León en definitiva y ya lo he referido en otros artículos. Pues bien, un día me invitó a desayunar al tradicional Café Valadez, en el mero centro de Guanajuato, y ahí estaba ya el Maestro Trueba con su cigarro inseparable de sus dedos que lo llevaban a su boca intermitentemente para aspirar con profundidad el humo inspirador; el Lic. Montes nos presentó y como era su personalidad le comentó parte de mis antecedentes como leonés, “jurista”, académico y litigante, que seguramente ya de manera previa le habría compartido. 

Después de la solemnidad pasamos, como se dice coloquialmente, a “romper el turrón” de manera espontánea, pero elegante, dirían ellos. Así que abordamos diversos temas entonces de actualidad, la administración del Gobernador Fox y ya para entonces que manifestaba sus aspiraciones a ser Presidente de México; vinieron las preguntas de por qué no me quedé en la Universidad de Guanajuato y me fui a México a la UNAM, les platiqué que necesitaba trabajar para sostener mis estudios y allí no había oportunidades en aquella época; que me perdí de que ellos fueran mis maestros y de otros muy buenos como Ibargüengoitia, los Rendón Huerta y Rendón Cano, Cardona Arizmendi, Pastor Yáñez, Gutiérrez Covarrubias y Torres Gómez. A lo cual yo les argüía que gané en la UNAM, con otros maestros como Celestino Porte Petit, Antonio de Ibarrola, Castellanos Tena, Briseño Sierra, Ignacio Burgoa y Trueba Urbina, todos autores de sus propios libros de texto.

Así nos veíamos de vez en cuando, en el mismo lugar, donde al ingresar desde la puerta veía uno su figura en la mesa de enfrente hacia el fondo. Me regalaba las publicaciones de sus obras ya fuera en persona, o bien, por medio del Lic. Montes García. Al igual me permitía entregarle las publicaciones mías, en un intercambio recíproco, aunque su cúmulo de obras es muy amplio, yo creo más de treinta libros.

Aún conservo una carta que me envió, fechada el 29 de agosto de 2008 con su papel membretado y su firma, con motivo de agradecerme el texto sobre la Reforma Constitucional de 2008 relativa al Nuevo Sistema de Oralidad Penal o Acusatorio, donde me expresa en un párrafo estas palabras: “Al verme mencionado junto a otros distinguidos profesionistas en sus ‘agradecimientos’, experimenté una muy grata sorpresa y honda emoción. Todos sabemos de su gran calidad de penalista, de maestro y de valía personal, de suerte que la distinción de que me hace usted objeto, mucho me honra y estimula. Muchas, muchísimas gracias.”

Solo como orientación para que los amables lectores tengan una idea de las aportaciones del Maestro Trueba Olivares, les comento que estuvo a la vanguardia en la Universidad de Guanajuato como Rector en aquellos años en dos ocasiones, 1957-1961 y 1973-1977, como fundador del Cine Club, la Librería Universitaria, la Biblioteca Central, Radio Universidad y la Feria del Libro; fundó también con Enrique Ruelas el Teatro Universitario, que con la representación de los Entremeses dio origen al ahora famoso “Festival Internacional Cervantino”; fue Magistrado y  Presidente del Tribunal Superior de Justicia; miembro de la Academia de la Lengua, y otros logros; conservo once textos de su autoría, hombre longevo que vivió en plenitud ¡100 años! ¡Oda a este ejemplar Maestro!

 

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