La paz universal y permanente solo puede basarse en la justicia social…

Constitución de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) 1919.

La justicia social se define a través de los principios de dignidad humana, del bien común, de la solidaridad, la subsidiaridad, el destino universal de los bienes y el valor del trabajo humano, y su finalidad es inclinar al ser humano a crear ciertas condiciones necesarias para su realización y la de los demás. La justicia social se define a través de los principios de dignidad humana, del bien común, de la solidaridad, la subsidiaridad, el destino universal de los bienes y el valor del trabajo humano.

La justicia social se basa en la igualdad de oportunidades y en los derechos humanos, más allá del concepto tradicional de justicia legal. Está basada en la equidad y es imprescindible para que cada persona pueda desarrollar su máximo potencial y para una sociedad en paz.

La justicia social contribuye a reducir las desigualdades económicas y sociales; la pobreza, el desempleo y la discriminación. Se encamina hacia la erradicación de la pobreza y el bienestar de todos los miembros de la sociedad y por eso está estrechamente ligada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030

La importancia del principio de la justicia social radica en el rol que tiene la educación en el desarrollo de una sociedad más justa y equitativa, pues tiene la capacidad de eliminar barreras que dificultan que niñas/os y jóvenes puedan aprender y participar activamente de la vida social y cultural de su comunidad ya que promueve reparto equitativo de bienes y servicios para conseguir el pleno desarrollo de las personas.

La justicia social es la base de la estabilidad nacional y prosperidad mundial, sostuvo el Secretario General de la ONU, en un mensaje en el que pugnó por el acceso de toda la población a los servicios básicos y el empleo decente.

La justicia social es un concepto que comúnmente hace referencia a la igualdad y equidad social, la igualdad de oportunidades, el Estado de bienestar, la distribución de la renta, los derechos laborales y sindicales, la lucha contra la pobreza.  

La idea de que la promoción de la justicia social debe ser el objetivo central que guíe todas las políticas nacionales e internacionales cobra cada vez más fuerza. Esta idea ha ganado adeptos entre los defensores que argumentan que permite que las sociedades y las economías funcionen de forma más cohesionada cuando se da prioridad a la justicia social.

La justicia social suele recibir tanto apoyos como rechazos, dependiendo de diferentes perspectivas ideológicas, culturales y políticas.

Algunas ideologías argumentan que la justicia social puede conducir a la redistribución forzada de la riqueza y a la pérdida de incentivos para el trabajo y la productividad. Algunos sectores económicos y empresariales pueden oponerse a políticas de justicia social que impliquen mayores impuestos a las empresas o regulaciones laborales más estrictas, ya que podrían percibirlo como una amenaza a sus intereses económicos. Otras personas sostienen que la justicia social interfiere con la libertad individual y la meritocracia, argumentando que cada individuo es responsable de su propio éxito o fracaso. En algunos casos, el rechazo hacia la justicia social puede deberse a la falta de conciencia sobre las desigualdades existentes o a la falta de empatía hacia las personas que sufren discriminación o marginación.

Los defensores sostienen que promover el trabajo decente y una agenda de globalización justa centrada en los derechos fundamentales, las oportunidades de empleo, la protección social y el diálogo social constructivo entre gobiernos, empleadores y trabajadores es clave para situar la justicia social en el centro.

Entre las propuestas para promover la justicia social se incluyen la mejora de una gobernanza inclusiva y eficaz del trabajo, la garantía de oportunidades de empleo y aprendizaje permanente, la reforma de las instituciones para lograr resultados más justos en el mercado laboral y la ampliación de la protección social a lo largo de la vida de las personas. Para ello se aboga por un enfoque integrado en todos estos ámbitos.

La Asamblea General (2007) declara que, el 20 de febrero de cada año se celebrará el Día Mundial de la Justicia Social. A partir de este punto, la discusión de la justicia social entró al discurso jurídico y académico. En 1931, la noción de justicia social se incorpora plenamente a la Doctrina social de la Iglesia Católica.

¡Por la Construcción de una Cultura de Paz!

manuelramos28@gmail.com

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