El de ayer fue el primer mitin de la 4T en el Zócalo sin Andrés Manuel López Obrador… y esa diferencia, no es menor.
De todas formas, los morenistas movilizaron a una multitud y, como siempre, los gobiernos estatales cuatroteístas pusieron muuucho de su parte.
Y algunas nuevas presencias engalanaron la tarde: nutridos contingentes sindicales del SNTE, petroleros, la CATEM, mineros de Napoleón Gómez Urrutia y otros gremios fueron más visibles que los ambulantes que antes eran el grueso de los asistentes.
Así, en un escenario muy parecido al de sexenios de antaño, Sheinbaum mostró su perfil, su músculo de arranque y 100 propuestas que mezclan el cierre de obras inconclusas del gobierno actual con algunas novedades.
Resalta la promesa de acabar con la reelección de legisladores a partir del 2030, con lo que les dijo a diputados y senadores de su propio partido que se les acabará la eternidad.
No ofreció nuevas megaobras pero sí puso el acento en impulsar la energía limpia, aunque sin decir cómo.
De las 100 propuestas, 20 estuvieron dedicadas a la conectividad: un tema central para el nearshoring: 8 nuevos trenes de pasajeros, duplicar la carga por vía férrea, mejorar carreteras, infraestructura portuaria y aeroportuaria y hasta lanzar un satélite.
¡Ah!, y un pequeñísimo detalle: en las 5 mil 344 palabras de su discurso no mencionó por su nombre al Ejército, tampoco usó el término militares ni al hablar de nuevas carreteras ni al abordar la seguridad. Queda el dato para el registro.
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Por cierto, dos momentos jalaron reflectores: uno muuuuy incómodo en el arranque del discurso, pues cuando tras decir que sólo había dos caminos, la candidata se encarreró y soltó: “que siga la corrupc…”, pero alcanzó a regresar al texto del discurso y corregir: “que siga la transformación o que regrese la corrupción”.
Sin dudas a Sigmund Freud le gustaría analizar ese lapsus.
Y el otro, lo que pareció un discreto jaloneo con la candidata a la CDMX, Clara Brugada, que fue en realidad un movimiento para levantarle el brazo a la iztapalapense y alejar rumores de una división entre ellas.
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A la firma con sangre de un compromiso por parte de Xóchitl Gálvez se le reconoce el valor del impacto mediático… pero no el de la originalidad.
Hace tres años, la candidata a Cuajimalpa por MC, Estefanía de Garay, se pinchó un dedo y derramó una gota de sangre sobre su firma en un compromiso para defender el ambiente, pero no ganó y el gesto fue en balde.
Ya se verá si Gálvez tiene oportunidad de hacer buena su promesa de bajar la edad de la pensión universal a los 60 años, pero de que le dio un giro interesante a la campaña, eso que ni qué.