Una de las características más importantes de la actividad científica es su reproducibilidad. Es decir, todo trabajo científico reportado en el mundo debe de poder ser verificado –corroborado- por otros científicos y grupos de investigación.
La reproducibilidad es la “Suprema Corte” de la actividad científica. Esta es una característica cuya ausencia en notable en actividades pseudocientíficas como magia, astrología, horóscopos, telequinesis, telepatía, alquimia, homeopatía, biomagnetismo, iridología, grafología, numerología y muchas otras, en donde cada mago, astrologo o “guía espiritual” dará a conocer sus resultados sin ninguna preocupación por que estos corroboren o contradigan lo que otros hayan dicho.
Cuando un resultado no es corroborado por otros científicos normalmente ocurren una de dos cosas: I) El científico responsable de la publicación no reconoce su error ni dice nada, dejando en claro su falta de escrúpulos y honestidad, o, II) El científico con toda honestidad reconoce el error y retracta el resultado de la revista en donde fue publicado, dejando claro que efectivamente se trató de un involuntario error.
Un ejemplo del primer caso es se encuentra en el artículo: Oliveira dos Santos, B., et al. (1986). “A 3% Efficiency Nitrogen Laser”, Applied Physics B, 41, 241-244. En este artículo se reportó la operación de un láser de nitrógeno con eficiencia del 3% siendo que estos láseres típicamente tienen eficiencias del 0.02 al 0.8%.
El artículo causó mucho interés hasta que nadie en el mundo fue capaz de reproducir los resultados allí reportados. Se trató de un engaño, un fraude.
Un ejemplo del segundo caso acaba de ser reportado (ver: N. Dasenbrock-Gammon et al., “Retraction Note: Evidence of near-ambient superconductivity in a N-doped lutetium hydride”, Nature. Nov. 7, 2023). En este caso el grupo de investigación del profesor Ranga Diaz de la Universidad de Rochester, dio a conocer en la prestigiada revista “Nature”, la operación de un nuevo material superconductor que trabaja a temperatura ambiente.
Este resultado causó tremendo interés en el mundo pues los materiales superconductores típicamente trabajan a muy bajas temperaturas (cercanas al cero absoluto) o a muy altas presiones, y en cualquiera de los dos casos manejar estos materiales es desde el punto de vista de la ingeniería y tecnología algo extremadamente complejo.
Por tanto el reportar un material superconductor que trabaja a temperatura ambiente causó enorme interés… hasta que diferentes laboratorios del mundo reportaron su incapacidad de reproducir los resultados dados a conocer por el grupo del Dr. Diaz.
Esta falta de reproducibilidad sonó la alarma en la comunidad científica mundial y finalmente el Dr. Diaz y su grupo de Rochester se vio en la necesaria obligación de retractar de la revista “Nature” el artículo publicado.