Niklas Luhmann fue un extraordinario investigador y académico alemán del siglo XX conocido principalmente por su teoría general de los sistemas sociales. Sus aportes, sin embargo, no se concentran únicamente en este campo pues escribió decenas de libros, Ahrens habla de unos sesenta, además de centenares de artículos académicos a lo largo de toda su vida. Los temas también variaban: “leyes, economía, política, arte, religión, ecología, medios de comunicación y amor”. Algo que revestía a Luhmann de un aura polímata envidiable. ¿Cuál era su secreto?
Según Ahrens, que conjunta investigaciones de diferentes especialistas, ésta radicaba en el sistema de notas que desarrolló de forma empírica, denominado Zettelkasten (caja de notas o fichero). En realidad se conformaba de dos diferentes tipos de ficheros en formato A6. En uno clasificaba la bibliografía que consultaba, y el otro funcionaba como un cerebro alterno donde consignaba y desarrollaba de forma las ideas de todo lo que consultaba y leía. “Las notas se acumulan precisamente mientras piensas, lees, comprendes y generas ideas, y por eso debes tener un bolígrafo a mano si quieres pensar, leer, comprender y generar ideas correctamente. Si quieres aprender algo y recordarlo, tienes que escribirlo. Si quieres entender algo de verdad, tienes que traducirlo a tus propias palabras. El pensamiento tiene lugar tanto en el papel como en nuestra cabeza.”
Estas notas depuradas (Ahrens las llama “permanentes”, pues deben contener “información suficiente en sí mismas para ser comprendidas de forma permanente”) se numeraban de forma consecutiva y se archivaban en la caja. De esta manera, podían referir a otras notas con las que pudieran relacionarse, complementarse o formar una secuencia lógica para desarrollar un tema específico, de una forma similar a nuestro cerebro cuando entreteje ideas o conceptos. Por supuesto, el truco parece estar en la calidad y síntesis que debe desarrollarse para consignar lo esencial en pocas palabras. Luhmann escribió alrededor de 90.000 tarjetas a lo largo de su vida académica…
Ahrens anima a los lectores a emplear este sistema y potenciarlo con los sistemas digitales actuales, pues Luhmann nunca salió de su forma analógica. Además, lo orienta específicamente hacia el área de escritura académica, aunque me parece que puede perfectamente enfocarse también hacia la creación de nuevos contenidos, desarrollo de tramas, escenas, personajes, escaletas, etc. Como una fuente permanente e interrelacionable de ideas. El libro además contiene una crítica muy pertinente a los sistemas educativos y al enfoque usual que impone a sus alumnos en el momento de enfrentar la página en blanco o definir el tema de una monografía o tesis. El sistema Zettelkasten busca ante todo el diálogo constante del escritor con sus notas permanentes, más que crear un cementerio de ideas. Una vez alcanzada la “masa crítica” de notas, éstas generan nuevas notas y van perfilando nuevos temas de investigación o estructuras de textos que requieren sólo una redacción final para ser publicables. Habrá que poner en práctica algunas de sus ideas para constatar qué tan eficiente puede ser este particular legado de Niklas Luhmann.
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