Con la pérdida de credibilidad que padecen los partidos políticos tradicionales, la idea de candidaturas independientes, apartidistas y ciudadanas, ha despertado el apetito de los grandes empresarios para pensar en la Presidencia. La carencia de figuras relevantes dentro de los partidos y el descrédito de la partidocracia, ha llevado a ciertas élites a pensar en los magnates como presidenciables. 

Trascendió que, en el 2018, los 50 hombres y mujeres más ricos de México querían irse por la libre, independientes de los partidos, con un candidato empresarial que los representara y frenara el posible triunfo de AMLO a la Presidencia. Entre los magnates, el elegido había sido Carlos Slim, estaban todos dispuestos a abrir sin límite sus carteras para que uno de ellos los representara con contundencia y sin dubitaciones al llegar a la Silla del Águila. 

Sin embargo, este rechazó el ofrecimiento: “No, yo no soy el indicado y tengo muchos proyectos en ciernes”. Tal vez su cercanía con AMLO o la virtud de conocer sus limitaciones lo llevó a controlar el ego, que se convertiría en su demonio. En el imaginario colectivo empresarial se ha construido la idea de que los magnates podrían ser buenos gobernantes y así se sentirían mejor representados, ante la ausencia de liderazgos en los partidos. La realidad hoy en día es que la suma de los tres partidos tradicionales en México no logran sumar siquiera el 33 % del apoyo y simpatía de los mexicanos. Están en los huesos, estos partidos son muertos vivientes…

En este contexto se conoció que en octubre de 2023, Xóchitl Gálvez había registrado “Fuerza Rosa” ante el IMPI, como marca propia. Todo esto relacionado con reclutamiento, publicidad, propaganda y campañas políticas. Por esa razón y otras, el lNE se negó a considerar la marcha de la “Fuerza Rosa” como ciudadana, sino una movilización política. Así acabó con la frescura de los que creían en un movimiento ciudadano.

Durante muchos años, los partidos representaron las distintas ideologías del espectro político. Como ejemplo, el PAN representaba a la derecha, con posiciones conservadoras y empresariales. Pero el deseo de poder irrefrenable difuminó su identidad de partido de derecha. En un eclecticismo ideológico, se alió con un partido de izquierda, PRD, y con su enemigo histórico, PRI, ambos miembros de la Internacional Socialista; por su parte, su candidata a la presidencia, Xóchitl Gálvez, enarbola banderas contrarias a las buenas conciencias tradicionales en el PAN, a favor del asistencialismo social, del aborto y de los más amplios derechos para la comunidad LGBT+ y el consumo de mota.

Entonces, con la dispersión ideológica del PAN, muchos se sienten no representados. Esta orfandad ha despertado el interés de algunos empresarios de satisfacer el mercado electoral con la creación de nuevos partidos, nuevas ofertas políticas, que llenen los huecos ideológicos que dejó el PRIAN.

En este tenor está el empresario Ricardo Salinas Pliego, que con su televisora quiere posicionarse como Berlusconi, en Italia y Trump, en EU; y en otra corriente, pero con el mismo propósito, está Eduardo Verástegui, con la Iglesia Evangélica, para representar a la ultraderecha.  

Ahora, dicho lo anterior, se entenderá con mayor claridad el propósito de Xóchitl de registrar como marca propia ante el IMPI el nombre de “Fuerza Rosa”. Claudio X. González y la candidata, con sus movilizaciones, están ensayando la creación de un nuevo partido nacional. No se sienten representados, detestan a sus aliados ocasionales, PRI, PAN y PRD.

En el pasado, en 2019, ya hubo intentonas en el PAN, de parte del expresidente Felipe Calderón y Margarita Zavala, de fundar un nuevo partido. Actualmente, si el PAN no gana la Presidencia de la República o la Jefatura de Gobierno de la CDMX, acabaría totalmente desdibujado, se desmoronaría, debido a sus amores lascivos con el PRI, su enemigo histórico y su antípoda de izquierda, el PRD… Se desatarán los demonios, sobrarán culpables, los juicios sumarios estarían a la orden del día, volverían a quedar catalépticos como en el 2018, pero sin identidad alguna… El triunfo tiene muchos padres, la derrota es huérfana, lo que provocaría una desbandada azul a nuevos partidos.

Alito, Markito y Chuchito y otros, asumen una derrota el 2 de junio, por eso están luchando fuerte, pero no para ganar la Presidencia, sino  para que lleguen los plurinominales como: Manlio Fabio Beltrones, Margarita Zavala, Ricardo Anaya, Josefina, Markito, Alito, Moreira, Chuchito, Mancera, la crema y nata de los impresentables, entre otros. 

También, por su parte, Xóchitl hace sus cálculos políticos del triunfo, pero también de la derrota; Así las cosas, se anticipó a ser la propietaria de la marca “Fuerza Rosa”, junto con Claudio X, para la creación un flamante partido de derecha empresarial, que recibiría a la desbandada del PAN y sería un gran negocio. Para que tenga usted una idea, solo el partido Naranja recibirá 700 millones el año próximo. ¡Imagínese usted! ¿Ya le quedó claro el juego millonario de los partidos, más allá del discurso de “salvar la democracia”?

 

RAA

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