El autoengaño alcanzó niveles récord en la más reciente elección federal en México. No es la primera vez que pasa. Como periodista me toca interactuar con figuras de todos los partidos y escuchar sus visiones y pronósticos. Al aire y fuera del aire.
Desde que llegó la ola obradorista a arrasar en las elecciones, detecto una serie de frases que se repiten y que son falsas. Percepciones que desvían. Lecturas de la realidad que son lecturas, pero no son realidad. Una danza de autoengaños que circula desde 2018 cuando arrolló López Obrador, se repitió en muchas elecciones para gobernador que ganó Morena y que siguió viva en la elección presidencial que acaba de concluir. Pistas falsas. Wishful thinking. Aquí van:
1.- “Qué buenos eventos de campaña estamos teniendo”. Los partidos saben organizar actos de campaña. Llenarlos. Mostrarlos lucidores. Eso no se les ha olvidado. Y como les salen bien, y hay porras y vítores, los toman como señal de que tienen el respaldo ciudadano masivo. Pero el padrón electoral está conformado por decenas de millones y los que van a los mítines son cuando mucho miles. Aplica también para marchas, manifestaciones, concentraciones, filas tempraneras en las casillas y quienes piensan que llenar un Zócalo es arrasar en una elección.
2.- “Veo a la gente, veo a la militancia más entusiasmada que nunca”. Ceguera de campaña, le dicen. Consiste en sólo fijarse en los que están alrededor y deducir que así es la generalidad. Es un mal termómetro.
3.- “¡Ve las redes, mucho apoyo!”. Como si no hubiera estrategias, bots y algoritmos diseñados justamente para hacer ver eso. Para promover conversación y crear tendencias artificiales. Lo peor es cuando los cuartos de guerra de los candidatos los echan a andar y luego ellos mismos se los terminan creyendo.
4.- “No me cuadran las encuestas, están mal”. Las encuestas de vivienda presentadas durante toda la campaña marcaron dos cosas: una atroz ventaja a favor de Sheinbaum y una contienda que no se movía en las preferencias electorales. Esa era la realidad. Pero en muchos cuartos de guerra no les creyeron. Y muchos encuestadores se dejaron influenciar por este ánimo artificial, y ajustaron –”modelaron”– sus datos porque sintieron que estaba más cerrada de lo que les decían sus propios números. Se terminaron arrepintiendo. Sí fue una paliza.
5.- “Fue fraude, hay algo raro”. Un puñado de casillas con datos contradictorios cuando se instalaron 170 mil no van a cambiar los resultados. Es el discurso de AMLO en el 2006, sólo que él estaba abajo 0.5%, no 31%.
Que no se autoengañen. Hoy ni la próxima campaña.
Saciamorbos
Casting para el gabinete. El exitoso, eficaz y muy bien evaluado gobernador de Yucatán, Mauricio Vila, ya cumplió con los requisitos para aspirar al gabinete de Claudia: no fue oposición durante su administración, trató con alfombra roja al presidente y su candidata, y Morena ganó en su estado. Vaya destino: lo espera la foto junto a Del Mazo y Murat.
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