Celaya se convirtió en el foco Insurgente del siglo XXI. El PAN después de haber estado en el poder durante 30 años, y con 10 administraciones, perdió la posibilidad de continuar al mando del municipio. De cierto se confirma la sabiduría popular que dice, “Dios no cumple antojos, ni endereza jorobados”.
Celaya se convierte en el centro político más importante de la oposición, Morena ganó 13 municipios, pero perdió la oportunidad de gobernar 3 de los cincos municipios del corredor industrial, y además la capital del Estado. A reserva de analizar el proceso electoral que se vivió en cada uno de estos municipios, hoy solo reseñaré datos sobresalientes.
Irapuato, llevaba una intención de voto muy competitiva, y reventó en las últimas semanas; en Silao, se confirmó la salida del alcalde en funciones, para quien la reelección era un anuncio anticipado de derrota; en León, sabíamos qué si se perdía ese municipio, se perdería la gobernatura, su importancia numérica estaba cantada, y el pronóstico se confirmó en un escenario lamentable. En la capital del Estado, el candidato levantó polvo, a pesar de su cuestionada participación, pero cosechó la tempestad sembrada y comprada.
Alma Alcaraz venia de menos a más. Su discurso fue consistente, logró levantar el animo del electorado; su narrativa llena de su energía personal desdobló los guiones impuestos, pero se apagó en las ultimas cuatro semanas. ¿Quién la contuvo? ¿Quién le cerró el paso? Eso lo sabremos pronto. A pesar de ello, logró duplicar la votación de Morena que en las elecciones 2018 y 2021, lo que para Sheffield fue imposible. De hecho, la senaduría del ciudadano llegó montada en la campaña y en los votos de Alma. ¿Pudo haber ganado Alma? ¡Claro que sí! El mapa electoral tenía rutas claras ¿por qué no se siguieron?
En su momento el análisis del balance estatal nos dará una radiografía de la derrota de Morena en el estado de Guanajuato, aunque a simple vista la ciudadanía desde su municipio sepa cómo se construyó la fosa común.
Celaya fue un caso excepcional, y por primera vez en muchos años coincido con el ciudadano que perdió la sonrisa, fue una elección en la que concurrieron muchos factores. Era desde hace tres años un caso perdido, la alianza de su grupo de empresarios con los restos del PAN, fue una solución pasajera que se agotó en unos cuantos meses; su gobierno fue una repetición de las formulas fallidas del anterior, pero bajo el tremendo peso de la confianza de los electores de las elecciones del 2018 y 2021, que no descubrían aun su disfraz de independientes.
Caeríamos en un simplismo, y una ligereza si a la derrota del PAN le adjudicamos una mecánica respuesta de marcas políticas, o de ofertas electorales que nos llevarán a repetir los mismos esquemas triunfalistas que se apagan en un abrir y cerrar de ojos.
Celaya tiene en su memoria desde el 2019 las huellas del sufrimiento; ha visto correr demasiada sangre en sus casas y calles; no ha podio limpiar con lágrimas y jabón el dolor de la ausencia de sus seres queridos. Los noticieros enferman a los celayenses cuando muestran la impunidad y el cinismo de los personajes de la vida política. Eso no lo borra una competencia electoral, que el pueblo siempre ha visto como una rebatinga de huesos, y que se repite cada tres años.
Celaya está abriendo una puerta no porque sea mejor, sino porque la otra olía a muerto y a basura, olía a Bachoco y a perfume que da nauseas. Se agotó el refrán que decía, “más vale viejo por conocido…”, y lo nuevo, hoy lleva un compromiso moral, ético, personal y colectivo que debe ser el motor del cambio. Debe acabarse el pavoneo ridículo y absurdo de los guajolotillos que llegan por la ambición y el dinero.
Celaya arrojó al basurero de la historia al PAN, porque agotó la paciencia y los umbrales del miedo a lo desconocido; se perdió el miedo, pero también la paciencia. Hoy el cambio, lo nuevo hay que construirlo en el día a día, no hay tiempo para disputas, no hay tiempo para el narcisismo de salario mínimo.
En lo personal, he dedicado desde hace seis años mi tiempo para que tengamos una ciudad para todos: grandes y chicos, pobres y ricos, niños y viejos, que sea una ciudad que podamos construir con paciencia pero con firmeza, con sueños y esperanzas pero con trabajo y dedicación. Esto lo digo con claridad, para contribuir no necesito permiso, ni la simpatía de los mezquinos, de los advenedizos, de los oportunistas, de los chambistas, o de los simuladores, los hechos dicen mas que mil promesas.
Esta ciudad es un infierno, lo he dicho y he señalado a los responsables de cuello blanco, y he luchado porque se detenga; entiendo que el dolor y la muerte para las familias es el mismo en una casa u otra. Comprendo que los caminos en un territorio de injusticia se reducen para los que menos tienen, o los que no tienen nada. Por eso, reconstruir a Celaya, no solo requiere voluntad, firmeza, dialogo, inteligencia o conocimiento, sino un profundo sentido de humanidad y amor al prójimo.
Las ideas simplistas que asuman como patrimonio el Ayuntamiento, deben tener claro que son empleados, y no princesitos; que son sujetos de derecho y que deben ser respetuosos de la legalidad. Hoy el ayuntamiento será una caja de cristal, no deben olvidar que la grilla y la intriga mató al PAN y puede hacerlo con cualquier otro partido o personaje.
Considero que la política no es un concurso de simpatías o vanidades, es el ejercicio y el uso de la Ley para generar bienestar y felicidad al pueblo, y eso requiere trabajo, dedicación, conocimiento, integridad, e intransigencia con los corruptos hasta las ultimas consecuencias. Además, los servidores públicos recibirán un salario justo por su trabajo.
Hace unos meses, el actual ciudadano presidente consideró como real, la posibilidad de reelegirse, pero el pueblo en las urnas le demandó su retiro. El pueblo de Celaya ya perdió el miedo, y se dio cuenta que unido puede cambiarlo todo.
Revolcadero.
Cuatro meses servirán para hacer un seguimiento puntual de lo realizado por el ciudadano Mendoza Márquez; durante su mandato tuvo un blindaje a toda prueba en la Contraloría, pero eso no evitó que se filtraran las corruptelas y los excesos de los personeros de su administración. Tiene cuatro meses no para borrar, eso será imposible, pero sí para limpiar y entregar una administración saneada y limpia, es lo justo.