Recientemente con colegas del Centro de Investigaciones en Óptica y de otros institutos de investigación nacionales, moríamos de risa al comentar sobre los mensajes de radio anunciando que el Dr. Simi es candidato al Premio Nobel de la Paz y que la Sra. Rigoberta Menchú apoya esta candidatura.
Estos son rumores imposibles de verificar pues únicamente la Fundación Nobel podría corroborar o negar dicha información. Sin embargo, la Fundación Nobel tiene establecido en sus estatutos el hecho de que las candidaturas recibidas en cada año solo podrán darse a conocer hasta cincuenta años después de cada año, mientras tanto todas las candidaturas recibidas permanecen en archivo y son secretas.
Esto es algo que la Fundación Nobel estableció precisamente para no verse involucrada en chismes y rumores sobre si tal o cual persona fue o no nominada, o es o no candidata para recibir el Premio Nobel.
Vale recordar que la Fundación Nobel recibe cada año miles de cartas proponiendo candidatos para sus premios, pero, repetimos, toda esa información se resguarda durante cincuenta años. Entre las cartas de postulación se encuentran desde cartas presentadas por organizaciones serias hasta cartas de lunáticos, por ejemplo, la del señor que propone a su compadre para el Premio Nobel “porque tiene un corazón muy grande y es muy buena gente”.
Por tanto -a modo de ejemplo- si yo digo que propuse a Juan Villoro para recibir el Premio Nobel de Literatura, mi dicho solo cae en el reino del rumor o de la fantasía, pues absolutamente nadie podrá verificar si efectivamente yo envié o no una carta a la Fundación Nobel proponiendo al Sr. Villoro para recibir este premio.
Por tanto, si yo estoy mintiendo al decir que propuse al Sr. Villoro para este premio, o si estoy diciendo la verdad, esto es algo que solamente después de cincuenta años podrá ser comprobado al revisar los archivos de la Fundación Nobel, cuando seguramente tanto el Sr. Villoro como yo estaremos muertos y por tanto será un asunto carente de interés.
Por otra parte, dudamos mucho que el Sr. Juan Villoro anuncie públicamente (con discreción o con pompa y tambor, da igual) que el Dr. Aboites lo nominó para recibir el Premio Nobel de Literatura, hacer esto lo pondría a él en el máximo ridículo, y a mí como un simple charlatán que afirma cosas que son imposibles de verificar.
Los anuncios del Dr. Simi y de la Sra. Menchú son imposibles de verificar oficialmente por la Fundación Nobel y están evidentemente dirigidos al público más ignorante. Son además un ejemplo de vanidad espeluznante.
Ninguna persona con un mínimo de cultura e información podría tomarlos en serio.