La novela gráfica y el cómic han mantenido durante los últimos años un crecimiento importante. En Francia, por ejemplo, 18 de los cincuenta títulos más vendidos en 2022 correspondían a estos géneros, con un mercado estimado de unos 326.9 millones de euros. El norteamericano, que integra los Estados Unidos y Canadá, según datos de Comichron en 2021, monta unos 2.075 millones de dólares, de los cuales, 1.470 corresponden a novelas gráficas, 435 a cómics impresos, y 170 a cómics digitales. Como es costumbre, en América Latina carecemos de datos precisos o cifras, ni hablar de México. 

Pero no debí comenzar con datos duros, sino quizás mejor, con el cambio en la imagen que tienen estos objetos de arte en la mente de los lectores, que han aceptado su formidable capacidad para transmitir de una forma diferente la historias que antes se consumían casi exclusivamente por medios escritos. Hace unos años, este espacio hablamos, por ejemplo, del Maus de Art Spiegelman (Guía 115) o de ESMA del escritor, docente y periodista Juan Carrá y el ilustrador Iñaki Echeverría (Guía 337; Tachas 351). Escritos como memoria del holocausto o de las atrocidades de la dictadura argentina, ambos presentan historias personales muy bien documentadas e ilustradas para despertar conciencia en los lectores sobre la barbarie en la que podemos volver a caer si olvidamos nuestro pasado. 

En esta línea de visitar otras épocas para proveernos de nuevas miradas hacia sus protagonistas, se encuentra La caída de Tenochtitlan (Penguin Random House) de José Luis Pescador. Artista visual afincado en León, abrió en 2019 una serie proyectada en seis tomos que está por publicar su cuarta entrega. La aceptación de este trabajo se refleja en las dos reimpresiones que realizó del primer volumen el año pasado. La historia parte del sitio final que los españoles y sus aliados tienden al tlatoani Cuauhtémoc en Tlatelolco y es relatada por el tlacuilo Atoctli quien en esas últimas horas de resistencia nos llevará en un viaje sin pausa hacia el pasado legendario de los mexicas contrapunteado con el avance de la expedición de Hernán Cortés en tierras aztecas. Las ilustraciones son un compendio de arqueología, antropología física y estudios históricos sobre vida cotidiana de los antiguos habitantes de México, y a la vez un despliegue de acción, primeros planos, batallas y desencuentros culturales. Pescador, a lo largo de años, ha tejido una obra maestra que dialoga a su vez con las culturas contemporáneas, en homenajes a José Clemente Orozco y sus murales del Hospicio Cabañas, o a Goya y sus escenas de las guerras napoleónicas. Una muestra de la enormes posibilidades de la novela gráfica mexicana y una credencial para su admisión en las ligas mayores de la literatura hispanoamericana.

Comentarios a mi correo electrónico: panquevadas@gmail.com

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