La migración mexicana hacia Estados Unidos ha sido un fenómeno histórico, desde el programa “Bracero” en los años 40 hasta la reciente migración provocada por la pandemia del COVID-19. Estas dinámicas migratorias han dado lugar a una interdependencia económica notable, ya que las remesas, mayoritariamente provenientes de Estados Unidos, constituyen aproximadamente el 4% del Producto Interno Bruto del país según datos de Fundación BBVA, 2022.
Las remesas son todas las transferencias corrientes, ya sea en efectivo o en especie, que realizan hogares no residentes a favor de hogares residentes en México (Banxico, 2021). No obstante, las remesas tienen un valor simbólico para los migrantes y sus familias que va más allá de su función económica, ya que son observadas como el producto de una separación física e identitaria de su comunidad. Las remesas cargan con un gran valor emocional que no solo influye en nuevas prácticas de adquisición material, sino en nuevas dinámicas sociales.
El aumento del poder adquisitivo de las familias de migrantes, ocasionó que se les percibiera como agentes capaces de promover el bienestar mediante la inversión de capital. De esta forma, el Estado reconoció que debía de implementarse una política pública que conectara el valor económico de las remesas con una infraestructura productiva. Bajo esta premisa, surge el Programa 3×1, una iniciativa que promueve la colaboración entre migrantes, gobiernos locales y el gobierno federal para llevar a cabo proyectos de desarrollo en las comunidades de origen. En 2019, con la llegada del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el programa fue interrumpido por irregularidades denunciadas.
Es necesario reimaginar el programa 3×1, en donde además de atender los desvíos de recursos, se comprenda el sistema de creencias que sustentan las prácticas de gasto. Algunas familias de migrantes destinan las remesas a la construcción de viviendas más amplias con la meta de poseer una propiedad y posiblemente prevenir que sus hijos se vean obligados a emigrar en el futuro. Otras optan por adquirir productos electrónicos, como teléfonos celulares, ya que son la única vía que les facilita la comunicación con sus familiares en el extranjero. Asimismo, hay quienes gastan en eventos sociales, como los XV años, pues son la única manera de estar presentes en la vida de sus hijos. También existen familias que invierten en mejorar altares en la iglesia del pueblo, pues es la única forma de permanecer presentes en su comunidad y mantener el sentimiento de pertenencia. Cada una de estas elecciones es útil y válida. La libertad de elegir la vida que se desea no solo beneficia al migrante, sino que también contribuye a construir una sociedad más libre y avanzada, donde cada individuo aporta al bienestar general (Sen, 1985, como se citó en Ruiz, 2015). Esto implica que cuando se diseñen futuros proyectos relacionados a la optimización de remesas, sea crucial que las personas migrantes y sus familias sean partícipes en el diseño, implementación y seguimiento del proyecto.
Referencias
Banxico. (febrero 22). Consideraciones en torno a la iniciativa de modificación a la Ley del Banco de México relativa a operaciones con divisas en efectivo. Recuperado el 30 de mayo de 2023 de https://www.banxico.org.mx/portales-de-usuarios/informacion-sobre-remesas/d/%7B9C64A160-127A-7534-FAC8-8150726D89D2%7D.pdf
Fundación BBVA. (2022). México ya es el segundo receptor mundial de remesas, en 2021 representó 4.0% del PIB. BBVA NOTICIAS. https://www.bbva.com/es/mx/mexico-ya-es-el-segundo-receptor-mundial-de-remesas-en-2021-represento-4-0-del-pib
Ruiz, J. (2015). Una propuesta para estudiar la relación entre remesas y desarrollo humano a partir de los fundamentos teóricos del enfoque de capacidades. El Colegio De San Luis, 12, 204–222. https://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S1665-899X2016000200204&script=sci_abstract
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