Una memorable cita de Julio Cortázar dice: “Cuanto más inteligente es una mujer, más hermosa la veo. Me encantan las que se maquillan con conocimiento, poesía, buena música y bellas palabras”. Por otra parte, sabemos que todo recuento es falible. 

Aún así me atrevo a mencionar algunas mujeres cuya obra me parece digna de la mayor admiración.

Dejando a un lado a ejemplos notables como Hipatia de Alejandrina, Emilie de Chatelet, Madame Curie, Emmy Noether, Katherine Johnson… y muchas otras que no menciono, tengo la más alta admiración por Edith Hamilton, historiadora que nació en Dresden en 1867 y murió en 1963, fue la primera mujer en ingresar a las universidades de Leipzig y Múnich.

 A los 29 años fue invitada a dirigir la Bryn Mawr School en Baltimore y se hizo famosa con la escritura de su libro “El camino de los griegos” publicado en 1930. Dicho libro se ha convertido en un clásico desde su aparición, en él Hamilton traza un mapa del pensamiento y del arte en la época de esplendor de la cultura griega, explorando su capacidad para crear los fundamentos de nuestra civilización. 

Este libro se convirtió en un clásico por su desdén por la forma académica pues no contiene notas ni vanidosos alardes de erudición, el libro se lee prácticamente como una novela. Este libro contribuyó de modo notable a la divulgación del pensamiento griego en el mundo académico y fuera de este, con el público general.  El libro es simplemente encantador.  Otra mujer que me despierta la máxima admiración es la historiadora Edith Hall nacida en 1959 y reconocida clasicista británica formada en Oxford.

La Dra. Hall es especialista en literatura griega antigua e historia cultural y es una reconocida experta en la obra de Homero. Ha sido profesora de las Universidades de Londres, Oxford y en el año 2015 fue la primera mujer en recibir la “Medalla Erasmus” de la Academia Europea. Su exitoso libro; ”Los griegos antiguos” presenta una exploración de dos milenios de historia que van desde el surgimiento de la civilización micénica en el siglo XVI A.C. hasta el cierre del oráculo de Delfos en 395 D.C., año en que se produjo la última división del imperio romano. 

Sin embargo, más que todo es la exploración del espíritu de las gentes que habitaron ese extenso territorio que llegó a ser la antigua Grecia, desde las orillas del Mar Negro y otras regiones asiáticas, hasta las colonias del norte de África y las regiones más occidentales del continente que hoy llamamos Europa. En su libro Edith Hall analiza las virtudes, costumbres, ideas, aventuras y creaciones artística y literarias de jonios, atenienses, espartanos, macedonios y muchos otros grupos cuya influencia dio forma al mundo moderno. 

El “Literary Review” de Nueva York afirma que; “Los lectores del siglo XXI que deseen entender lo mucho que nos legaron los griegos antiguos tienen en este libro a su acompañante ideal.  En este momento vale recordar a otra mujer excepcional, Margarite Yourcenar (1903-1987) niña precoz quien a los diez años dominaba el Latín y a los doce años el Griego, ella escribió el maravilloso libro “Memorias de Adriano” (texto original en francés, con traducción al español por Julio Cortázar), en donde relata en primera persona la vida y muerte del emperador romano Adriano. Yourcenar fue ganadora de los premios “Femina” y “Erasmus”, y en 1980 fue la primera mujer elegida miembro de número de la Academia Francesa (cuyos miembros son llamados «los inmortales»), aunque desde 1970 ya pertenecía a la Academia belga.  

Todo lo anterior inevitablemente me lleva a mencionar a Emily Wilson quien fue la primera mujer en traducir la Ilíada (en 2023) y la Odisea (en 2017) de Homero, ella es profesora de estudios clásicos en la Universidad de Pensilvania y como resultado de su insatisfacción con las numerosas traducciones de estos libros clásicos decidió emprender su traducción teniendo en mente que éstos son libros que deben de ser leídos en voz alta y con una métrica atractiva que cautive al oyente. Considerando que de acuerdo a la Wikipedia hay ciento diez diferentes traducciones de la Ilíada al inglés (penosamente al español solo hay tres) se trata de un logro notable.

He mencionado a científicas y con un poco más detalle, a mujeres apasionadas como yo, del mundo clásico. En el mundo del arte mi lista no podría excluir a Frida Kahlo, Remedios Varo y Leonora Carrington, entre otras como, en el mundo de la música, a Tatiana Nikolayeva. 

Finalmente hay una artística que no podría dejar de mencionar; la coreógrafa y maestra de ballet, Nora Falcón, mexicana/española nacida en los Mochis. Entre sus numerosos logros destaca ser la primera y única coreógrafa mexicana que ha presentado en Ballet las “Variaciones de Goldberg” de Johann Sebastian Bach, esto, siguiendo la inspiración del genial coreógrafo norteamericano Jerome Robbins quien estrenó esta obra el 27 de mayo de 1971 con el Ballet de Nueva York. Desde entonces este ballet ha sido uno de los máximos retos de la coreografía mundial.

Reconozco que poco aprecio a las mujeres frívolas y superficiales, como Cortázar, prefiero a las que con admirable tenacidad dedican su vida y energía a tocar las fibras más sublimes del arte, la ciencia, la literatura y el conocimiento humano. 

 

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