Joe Biden y Emmanuel Macron, ambos, hasta el momento, son Presidentes de su respectivo país y los dos se encuentran ante una encrucijada; el primero por ser ya muy mayor y muchos ciudadanos estadounidenses piden su retiro; el segundo, porque en la primera vuelta para elegir a los representantes en la Cámara baja, no votaron por su partido Renacimiento, al quedar en tercer lugar, después de la victoria de la ultraderecha Reunión Nacional, fundado en 1972 con el padre de Marine Le Pen, y el Nuevo Frente Popular (NFP) de las izquierdas, con Francia Insumisa de Jean-Luc Melenchon.

Francia está aterrada. Desde la segunda guerra mundial, con Petain prácticamente aliado de los nazis, durante el gobierno de Vichy, no había habido una derecha, pero sobre todo una extrema derecha como la que representa incontestable Marine Le Pen, ahora con 297 circunscripciones de un total de 577. Es decir que si Le Pen gana en la segunda vuelta, tendría mayoría absoluta, lo cual convertiría al muy joven de 28 años candidato Jordan Bardella en primer ministro.

Empecemos a imaginar a Joe Biden, Presidente número 46 de los Estados Unidos de América, de 81 años, en estos momentos de tanta incertidumbre respecto a su carrera política. Imaginémoslo discutiendo con su familia en la casa de descanso presidencial en Camp David. El pasado fin de semana se reunió toda su familia, con el afán de hablar a propósito de la contienda electoral. Seguramente su esposa Jill fue la primera que tomó la palabra, tal vez para animar a su marido a que siga con la campaña: “Es cierto que en el primer debate no estuviste tan brillante y lúcido como acostumbras. Como dijo Obama: bad debate night happen. ¿Cómo podría compararse Trump contigo? Es un individuo tan inmoral, deshonesto y, sobre todo, mentiroso. La gente te quiere como eres, aunque ya no seas un joven. Si abandonaras la contienda, decepcionarías a millones de seguidores que confían en ti y desconfían y odian a Trump”. Hay que decir que Biden no quiere dejar la campaña y menos desea ser reemplazado, como ha pedido The New York Times. A pesar de su avanzada edad, y de algunos deslices, Biden sabe quién es, pero además, sabe que Trump es de mala calaña. Por eso, cuando el Presidente escuchaba al candidato republicano decir tantas mentiras, mejor sonreía sin dejar su expresión de incredulidad. En el fondo, Biden, no obstante el amor de su familia, está muy solo. Solo con su conciencia. Solo con su responsabilidad como Presidente del país más poderoso del mundo.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, con 46 años, también se siente muy solo, a pesar de que es mucho más joven que Biden. Al parecer la soledad no tiene nada que ver con la edad. Cómo no se sentiría solo Macron, si en su fuero interno piensa que los franceses le dieron la espalda, a pesar de que la economía en Francia se encuentra robusta, ha luchado contra el desempleo y es gran apoyador de la Unión Europea. Acaso no lo habían apodado “Júpiter”, el “Rey Republicano”, “El presidente Olímpico”, “El amo del tiempo y de los silencios”, “el Presidente enamorado que osó casarse con una mujer 25 años mayor que él”. Todo lo anterior lo mencionaban con cierta admiración los franceses, apenas hace un par de años. Ahora resulta que los galos ya no quieren a Macron, así se lo hicieron ver en las recientes elecciones de Representantes en la Cámara baja del Legislativo. Seguramente Macron nunca se imaginó que la voluntad de los franceses ya no estaba con él. Menos se imaginó el triunfo arrollador de la ultraderecha por el partido Reunión Nacional, partido xenófobo, racista y antisemita, amenaza para la república y la democracia, encabezado por Marine Le Pen, quien obtuviera el 33 % de los votos, por lo que si en la segunda vuelta, que se llevará a cabo el 7 de julio, gana de nuevo Le Pen, alcanzaría una mayoría absoluta, convirtiendo a Bardella, candidato de RN, como primer ministro en el gobierno de Macron, quien quedará en las elecciones en tercer lugar, con el 21 % de los votos, después de la alianza de izquierdas, Nuevo Frente Popular con Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, con el 28 %.

Biden y Macron, dos espléndidos políticos, cuyas trayectorias seguramente pasarán a la historia, ahora están solos y abandonados a su suerte.

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