Regresemos al 29 de febrero de este año, en la televisión regional se transmite el quinto informe del fiscal general del estado, Carlos Zamarripa. Tras un despliegue de animaciones tridimensionales, autobombo y discurso institucional, el gobernador hace uso de la palabra para elogiar los logros, derramar unas lágrimas por la liberación reciente de un niño secuestrado y sobre éstas afirmar que tenemos la mejor fiscalía del país. Al día siguiente, la candidata para sucederlo en el puesto ofreció al crédulo electorado las cabezas de ese fiscal y de su compadre, el secretario de seguridad.
Meses después, la foto es muy diferente: en lugar de la parafernalia multimedia, vemos al fiscal acosado en el congreso del estado por una parte de la oposición, que hizo gala de sus divisiones pues ni siquiera asistió completa a la comparecencia. Durante ésta, ante las preguntas relacionadas con pactos de impunidad, pensiones doradas auto otorgadas y una posible residencia fuera del país al terminar su encargo, respondió: "No son temas para llevar a cabo en esta mesa de trabajo, cuyas reglas fueron impuestas por esta Soberanía, por lo cual, me ciño a ellas.
Pero no sólo evadió cuestionamientos incómodos, leyó un comunicado donde llama hipócritas a quienes lo cuestionan por despacharse con la cuchara grande en su eventual salida de la institución. Según él, hacía falta armonizar las normas estatales con las federales, por ello, cansado de montar en su “pueril ilusión” de que el congreso del estado lo hiciera, decidió actuar y por su disposición obtendrá un retiro mensual de 7.800 dólares mensuales, según cálculo del diario El País. Que su esposa, Elvia Oralia del Pilar Durán Isaís, haya sido designada magistrada del Tribunal de Justicia Administrativa del Estado está fuera de su área de influencia, al igual que la prevención del delito. Algo de lo que, nos enteramos al día siguiente de boca del Secretario de Seguridad, Alvar Cabeza de Vaca, tampoco está dentro de las atribuciones de esta dependencia. 15.000 millones de pesos al año en presupuesto a cargo de esta dupla y esa es la respuesta.
Háganle como quieran dicen quienes tienen ya sus barbas en remojo, y esto se sigue deteriorando ante el cada vez más sospechoso silencio de la gobernadora electa, Libia Denisse García; sin definir gabinete, ni reemplazos que puedan augurar una mejoría a esta balcanización burocrática. Tampoco busca poner orden en las materias que serán de su competencia directa dentro de un par de meses. Mientras tanto, la violencia en el estado se ha recrudecido, según AMLO por la liberación del hijo del Marro, pero al ver la manera en que se batean de forma sistemática las responsabilidades en las más altas esferas, no nos extraña que los delincuentes sigan cómodamente en su tarea de delimitar territorios y amedrentar a la población ensañándose contra policías desarmados o talleres automotrices, como en Celaya.
Si todo está perfecto, si somos la grandeza de México, ¿de qué se quejan? Ahí está la hipocresía.
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JRL