¡No!, no es profecía Maya, el planeta se acaba por una sencilla razón, para producir al infinito y conservar la planta productiva nos acabamos recursos naturales y contaminamos.
Ya escribí en incontables ocasiones que el modelo neoliberal es insostenible, el consumo al infinito en un mundo redondo es una idiotez; también describí que bajo la premisa de “competitividad” (bandera de las escuelas de pirrurris), los seres humanos estamos perdiendo humanidad para acumular riqueza y poder abusando del más débil, del necesitado; lo que corrompe nuestra naturaleza social y projimal y limita nuestra capacidad de ser felices; también escribí que el egoísmo y el individualismo que promueve el sistema al dar valor a lo terrenal y privilegiar las cosas sobre las personas, nos aleja de la espiritualidad negando esa parte integral de nosotros para acercarnos al animal que actúa por instinto y se aleja de la razón, del espíritu y del sentimiento; de más enfatizar que esto corrompe a las sociedades y nos conduce a la ley de la selva en donde el fuerte abusa del débil o simplemente lo elimina, cosa que vemos en los encabezados de los diarios día con día; y ¿qué decir de la forma en la que hemos dejado de ser mexicanos para convertirnos en los “otros”, en la amenaza, en el vehículo de destrucción del semejante?, hoy nadie recibe a un desconocido en su casa, el peregrino no recibe posada, es rechazado y el viajero sin recursos tiene que caminar, nadie lo ayuda… Y algunos, me incluyo, estamos en contra de la migración ilegal, no por falta de caridad sino por riesgos y carencia de recursos para absorber los problemas ajenos; además del natural choque cultural que se da al mezclar sociedades con diferente educación y costumbres.
Así se vive en México, por eso no es de sorprender que seamos un país destrozado, sin identidad y anarquista en donde todos, me incluyo, no queremos a la clase política que salvo algunas contadas excepciones, al igual que la clase empresarial o los líderes morales y religiosos, se ha corrompido al grado de solo buscar su bienestar y el de los suyos, ¿me escuchas Marko?;… pero ojo, no son los únicos, en el comercio no falta quien da litros de 900 mililitros o kilos de 800 gramos, tampoco falta el taxista que abusa cobrando de más o el de la tienda que se queda con el cambio y qué decir del maestro que no enseña o el burócrata que no trabaja… Ya del sicario que mata por dinero, lo mismo que del secuestrador, ni para qué hablar, son el reflejo de todos, nada más que sin recursos para ser líder sindical, comerciante, empresario o inspector fiscal o policía o agente de tránsito o alcalde que ostenta títulos que no tiene o no aplica el reglamento a los negocios de cuates o parientes.
El que esté libre de culpa que lance la primera piedra, dijo Jesús y nadie la lanzó… ¿Acaso hoy somos diferentes?, tu estimado lector, ¿eres puro y honesto?, ¿no mientes, no abusas, no engañas, no robas en una de esas múltiples modalidades que se han inventado con la modernidad? ¿No seduces al político o al funcionario corrupto para obtener contratos, no engañas a tu mujer o a tu marido, no ofreces productos que no son lo que dices, no buscas sacar ventaja cuando el cliente se deja, no tiras basura en las calles, no te pasas los semáforos, no trabaja tu negocio fuera de reglamento y lo arreglas con una “mordida”, no recibes “moches”, no “vendes” permisos de casinos, no recibes “regalos” a cambio de contratos o favores, no construyes catedrales cuando hay pobres con hambre, no das puestos de gobierno a cuates, parientes, amigos y compadres o a “compañeros” de partido que no tienen las calificaciones necesarias?…
Quizás lo más sencillo sería enunciar los diez mandamientos de la religión católica, mi religión y que en tu intimidad contrastes si cumples con ellos, porque si no lo haces eres parte del problema y una de las múltiples causas de porque el planeta se está acabando, porque la esencia del problema somos los humanos que dejamos de actuar con sentido común y hemos abandonado las Ley Natural, la que sin duda emana del Creador o surgió espontáneamente desde la creación del Universo, según sean tus creencias, pero que ahí está y hay que cumplirla, porque si no cumplimos con la Ley Natural que incluye el respeto por el semejante (perro no come perro), si no la seguimos estamos provocando el caos y estamos destruyendo el planeta y la vida y con ello el futuro de la raza humana,… incluidos tus descendientes… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán, Escritor y soñador