Hace un mes, recibimos la visita del escritor tijuanense Luis Humberto Crosthwaite, quien impartió un taller de escritura donde salió a relucir el nombre de Liliana Heker, narradora argentina, conocida tanto por sus cuentos y novelas, como por su labor editorial en las revistas El escarabajo de oro y El ornitorrinco entre los sesenta y ochenta. Durante cuatro décadas, Heker ha formado en sus talleres a un buen número de escritores reconocidos en la actualidad en Argentina

En 2016, Alfaguara editó todos sus cuentos, que le valieron el Premio Nacional de Literatura 2018, y la animó a escribir alrededor de su proceso creativo, de aquello que ha acrisolado en sus talleres e insuflado a sus exitosos alumnos. Un tour por su trastienda, donde además de hablar sobre aspectos esenciales de la construcción de ficciones (estructuras, voces, diálogos, personajes, etc.), rememora los procesos de escritura y tallado de sus novelas emblemáticas como Zona de clivaje (1987) o El fin de la historia (1996). 

Rica en consejos, homenajes y gratitud hacia escritores que compartieron con ella larguísimas discusiones alrededor de sus textos, la trastienda se despliega con generosidad para guiar a quienes se acercan a un oficio donde como dice la misma escritora: No hay recetas ni verdades inmutables… Lo que de verdad vale son los descubrimientos que hace un autor determinado y le abren camino hacia la ficción que quiere escribir.

Liliana Heker como tallerista literaria se ha distinguido por su exigencia, su capacidad para estimular el pensamiento crítico y la introspección en sus alumnos, por formar un espacio donde el rigor literario coexiste con la libertad creativa. Su visión de la literatura, donde la inspiración como las brujas no existe, cierra con un credo, decálogo de consejos que se agrega a una lista tan prestigiosa como abundante (y que ya empieza a exigir subgénero) de donde extraje este guiño a la infinita autofagia literaria:

“Hay que nutrirse de los credos y hay que aprender a dudar de ellos. No existen reglas universales para el oficio de escribir. Es uno mismo quien a la larga, con verdades y mentiras propias y ajenas, va estableciendo sus propios ritos, va permitiéndose sus propias manías, va construyendo su propio credo.”

Creo que las verdades y verosímiles mentiras compartidas por Heker, formadora a su vez de escritores y lectores, aportan una experiencia invaluable a nuestro ámbito literario hispanohablante. 

 

Comentarios a mi correo electrónico: panquevadas@gmail.com

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