Andrés Manuel López Obrador, AMLO, llegó al poder el 1 de diciembre de 2018 con un ambicioso proyecto de izquierda progresista, bautizado la Cuarta Transformación que, como la Independencia, la Reforma, y la Revolución de 1910, prometía renovar los cimientos de la sociedad mexicana.

A dos días del fin de su sexenio, su Gobierno logró instaurar una vía alterna al neoliberalismo, para el desarrollo social y económico del país: el “humanismo mexicano”. Pero no ha conseguido materializar muchos de sus proyectos insignia, tales como igualar el sistema de salud mexicano al de Dinamarca, o reducir los índices de violencia y sacar de números rojos a Pemex, entre otros.

Su sucesora, la doctora Claudia Sheinbaum, tras ganar la presidencia de México con un amplísimo margen ha generado una serie de expectativas basadas en el amplio apoyo de la mayoría de los mexicanos, su visión social, y en hacer ajustes a la economía para mejorar y conservar el grado de inversión y dar continuidad de la 4T.

“Respetaremos también la diversidad política, social, cultural y religiosa. Respetaremos la libertad empresarial y promoveremos y facilitaremos con honestidad la inversión privada, nacional y extranjera que fomente el bienestar social y el desarrollo regional, garantizando siempre el respeto al medio ambiente”.

A Sheinbaum le queda muy claro que el Movimiento morenista persigue una transformación desde la sociedad. Esto incluye poner en el centro del escenario a los más pobres, apoyarlos con programas sociales como “Jóvenes construyendo el futuro” y “Sembrando vida”, “Adultos mayores” y, sobre todo, cuidar que el salario suba por arriba de la inflación, junto con el impulso a proyectos de infraestructura y la soberanía energética, entre otros temas de su visión de Estado.

Así las cosas, con su formación académica como física, ha puesto énfasis en la necesidad de una transición hacia energías renovables. Durante su gestión en la CDMX impulsó proyectos para la reducción de emisiones de carbono y el fomento de la energía solar. A nivel nacional, se espera que amplíe estos esfuerzos, lo que podría incluir nuevas políticas para diversificar la matriz energética y cumplir con los compromisos internacionales ambientales.

Seguramente uno de los mayores retos que enfrentará la Presidente será la seguridad. Durante su campaña reconoció que la violencia y el crimen organizado son problemas profundos en el país. Entonces, es posible que bajo su mandato se vean ajustes en la estrategia de seguridad, buscando un balance entre prevención social del delito y una mayor coordinación con las fuerzas de seguridad de todo el país.

Sheinbaum ha expresado su compromiso de seguir luchando contra la pobreza y la desigualdad. Esto implica una fuerte inversión en programas sociales y en infraestructura pública. Sin embargo, también deberá enfrentar desafíos económicos como el control de la inflación, la atracción de inversión extranjera y la disciplina fiscal para reducir el déficit público. Se espera que continúe con una política de austeridad republicana, pero con un enfoque más acentuado en fomentar el crecimiento económico.

La futura Presidente ha mostrado interés en mantener una política exterior basada en los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos, alineada con la tradición diplomática mexicana. Aunque, parece que fue innecesaria la fricción con España. “La relación comercial con Estados Unidos es un tema crucial para el desarrollo”, mencionó.

Dada su formación académica, es una defensora de la ciencia y la tecnología como motores de desarrollo. Se espera que su gobierno impulse el fortalecimiento de la investigación científica en México y fomente el desarrollo tecnológico, con especial énfasis en la transición hacia una economía más sustentable y basada en el conocimiento.

El mandato de Claudia Sheinbaum como presidente de México estará marcado por una continuidad con el proyecto de la 4T, pero también con ajustes necesarios para enfrentar los desafíos de su tiempo, y su estilo personal de gobernar. Los mexicanos esperarían que, bajo su liderazgo, el país mantenga la estabilidad política y económica, al tiempo que avanza en temas clave como la seguridad, el medio ambiente y el combate a la desigualdad y la pobreza.

“Garantizaremos las libertades de expresión, de prensa, de reunión, de concentración y movilización. Somos demócratas y por convicción nunca haríamos un gobierno autoritario ni represor”: Claudia, Presidente.

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