Una sequía terrible causó una hambruna que dejó más de 2,000 muertos de hambre en Bihar (la India), en 1965. Bunker Roy, un joven universitario y deportista (campeón nacional de squash) acudió al desastre, y quedó tan impresionado por la miseria que vio, que decidió dedicar su vida a remediar la pobreza extrema. No de manera asistencial, sino auspiciando el desarrollo.

Para entender la vida pobre, entró a trabajar de peón con un contratista de perforación de pozos, escandalizando a su familia. Un compañero suyo que debía ir a su tierra (Tilonia) lo invitó a acompañarlo. Era una aldea paupérrima: sin electricidad, agua entubada, drenaje, teléfonos, servicios médicos ni escuela. Le pareció un desafío perfecto para ver qué se le ocurría. Decidió quedarse.

Pronto descubrió que no había hombres, porque se iban de peones a donde pudieran. Que las mujeres estaban ocupadísimas con los niños, la casa y el huerto familiar. Que las abuelas eran el único recurso disponible para proyectos de desarrollo, pero no sabían leer ni escribir.

Con una creatividad sorprendente, pensó que las abuelas armaran, instalaran y dieran mantenimiento a paneles de energía solar. Es de suponerse que negoció con el proveedor la entrega en piezas para armar, con planos y herramientas; así como el entrenamiento inicial y el control de la calidad. Funcionó, y sigue funcionando desde 1972.

Con beneficios adicionales. El alumbrado estimuló la vida de la aldea. Le dio seguridad en sí mismas a las mujeres. Levantó los ánimos de todos para seguir con otros proyectos. Hizo posible una escuela primaria nocturna, con énfasis práctico: la enseñanza de composturas mecánicas y eléctricas; primeros auxilios.

La escuela se volvió el foco de la innovación: Producir lámparas de mano recargables con energía solar. Construir cocinas solares, colectores de lluvia y tanques de almacenamiento de lluvia. Buscar agua subterránea y hacer pozos. Construir y mantener apiarios. Armar celulares y redes de intercambio de experiencias. 

Roy bautizó todo esto como Barefoot College (Universidad Descalza), que fue poner lustre académico al esfuerzo aldeano.

Se volvió un ejemplo, dentro y fuera de la aldea.

Empezó a recibir solicitudes de orientación para lograr algo semejante en otras aldeas. Inventó un lenguaje de señas para entrenar a las abuelas que no hablaban la lengua de Tilonia.

El éxito aceleró cuando el Foro Económico Mundial de Davos le dio el Social Entrepreneurship Award de 2002. La revista Time lo incluyó entre las 100 personas más influyentes en el mundo en 2010. Las Ted Talks lo invitaron a dar su cátedra mundial 2011, que resultó amena y convincente. Habló de su obra con modestia y sentido del humor. Ha sido vista más de cuatro millones de veces. (Para verla, teclear en Google “Bunker Roy: Learning from a barefoot movement”. Para verla con subtítulos en español: https://www.youtube.com/watch?v=6qqqVwM6bMM&t=54s). La Harvard Business Review publicó en noviembre de 2016 “Barefoot College of Tilonia: Lighting up rural lives”.

El movimiento se ha extendido a un centenar de países. Aparecieron becas de fundaciones para viajar a Tilonia y hacer una estancia de aprendizaje. 

En Colombia, la cantante Shakira creó una Fundación Pies descalzos.

En México, donde hay tanto sol, tantas aldeas a donde no llega la red eléctrica y tantas campesinas hábiles, abundan las oportunidades descalzas.

Tres mexicanas de una aldea seri (en Punta Chueca, Son.), fueron seis meses a capacitarse en paneles solares. (Ver en la Wikipedia: Imelda Guillermina Barrett Díaz.)

Según el informe en la web “2019-20 Global Annual Report” “Barefoot College”, hay en México ocho aldeas participantes con unos 8,000 beneficiarios. El promedio mundial anda por ahí: mil por aldea. Con 2,000 aldeas en un centenar de países, el número total de beneficiarios anda por los dos millones. 

¿Cómo explicar el milagro de Tilonia? En primer lugar, por la personalidad del líder, inspirado en Gandhi. En segundo lugar, porque el éxito demostrado favorece la emulación. Y, finalmente, porque el gobierno no intervino. Ha sido un movimiento de la sociedad civil, encabezado por un empresario creador de empresarias.

Acaba de aparecer una selección de artículos suyos o sobre él: Heather MC Malcolm, Walking barefoot: The Tilonia way, Bennion Kearny, 2024. 472 páginas.

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