La prioridad en Guanajuato es rescatar al estado de la violencia y la inseguridad. Ninguna otra tarea es más importante, ningún otro proyecto puede tener una mejor repercusión en todas las áreas del desarrollo local. Nuestra entidad tiene que dejar de ser de 10, de diez asesinatos diarios en promedio.
Diego Sinhue Rodríguez incumplió su promesa de: “con un golpe de timón”, resolver la violencia heredada por Miguel Márquez Márquez. Los homicidios dolosos se duplicaron y las masacres fueron la marca del sexenio. Celaya y su zona de influencia, el sur de Guanajuato, podría catalogarse de gobernanza fallida. La línea entre el gobierno Constitucional y el poder de organizaciones delictivas se confunde.
El proyecto de la gobernadora Libia García parece coherente. Dividir en 10 zonas el estado, dar responsabilidades precisas a cada encargado; invertir en inteligencia y transformar la prevención. Esperemos que tenga el ingrediente más importante: voluntad política inquebrantable.
Imaginemos que la entidad vuelve a la paz y la seguridad porque el gobierno cumple con sus objetivos. La confianza en la inversión retornaría, la vida en las ciudades recupera su brillo y esperanza para las nuevas generaciones. Los jóvenes podrían salir a departir, a celebrar sus años de desarrollo y aprendizaje. Las madres y los padres podrían vivir como lo hicieron nuestros ancestros, quienes se preocupaban del comportamiento de sus hijos y no de las amenazas del entorno. ¿Qué decir de la infame extorsión a quien produce? Bien está dedicar una fuerza especial y contundente contra ese impuesto infame.
¿Cuánto cuesta regresar a la seguridad y a la paz perdida? ¿Cuánto tiene que invertir el estado para lograrlo? ¿Mil millones más o diez mil millones? No lo sabemos, pero lo que sí podemos afirmar es que cualquier precio es barato comparado con la deshumanización de nuestra sociedad.
Esta reflexión viene a cuento porque al comenzar el sexenio vemos en la gobernadora Libia García y en su equipo la preocupación de perder el Congreso en tres años y la gubernatura en seis. El remedio que aportan es acrecentar los programas sociales para las mujeres. Una buena intención y algo útil que ayuda a cientos de miles de familias a complementar su ingreso. Sin embargo, la aplanadora de Morena llegará con bolsas de hasta 25 mil millones en 2025 para asegurar los votos.
La cordura vuelve al Gobierno Federal con la partida de Andrés Manuel López Obrador y su nefasta política de “abrazos y no balazos”. Vemos buena fe y colaboración entre Omar García Harfuch, Secretario de Seguridad Nacional y el Secretario de Seguridad de Guanajuato, Mauro González Martínez. Hay un cambio de estrategia notable.
Si a Guanajuato le costara 10 mil millones pacificar la entidad, sería la mejor inversión del sexenio. Los primeros beneficiados serían quienes participan en una guerra que sólo deja muertos, dolor y angustia a miles de familiares. Decía un mal gobernante: “es que se matan entre ellos”. Fue un abandono despreciable de la propia responsabilidad. Nadie debe morir en Guanajuato por homicidio doloso. Nadie. En países europeos, en Estados Unidos y Canadá, el tráfico de drogas en pocas ocasiones produce niveles de violencia y homicidios como en México.
Miguel Márquez falló; Diego Sinhue Rodríguez prefirió ver hacia otro lado y disfrutar la vida haciendo negocios. Si Libia logra lo que hizo en Coahuila, salvará al estado y a su partido.