Con paso lento y encorvado, don José acudió este 2 de noviembre al panteón municipal de Pachuca, como lo hace cada año a visitar a una parte de su familia.

El sonido de la marimba y los tríos que entonan canciones como Dos coronas a mi madre, Cuando dos almas y Amor eterno, ambientan el lugar, mientras él intenta cortar la hierba seca de una tumba.

Como ya es una persona adulta mayor sus movimientos son lentos y se le dificulta agacharse, por lo que ayudado de un lazo rodea la hierba que tiene espinas y jala fuerte para sacarla.

VISITA EN SOLITARIO A SUS DIFUNTOS

Sin nadie que lo acompañe, hace lo que puede para retirar la basura y maleza de la tumba ubicada en el área de perpetuidad, misma que por su aspecto parece abandonada por años.

Personas que visitaron una de las tumbas contiguas no pudieron evitar observar la dificultad por la que pasaba el señor y se les hizo extraño que estuviera solo.

Un hombre que llevaba su herramienta lo ayudó a cortar las hierbas espinosas, aunque desconfiado, el adulto mayor en un principio se negó a ser ayudado, pero ante la insistencia de quien se la ofreció terminó por aceptar.

TAMBIÉN ACUDEN EN FAMILIA

Después fue por agua de la pileta, en dos cubetas chicas de color rojo que llevaba y regresó a la entrada del panteón para comprar flores y volver para ponerlas en la tumba de su hijo y esposa.

A unos metros y en contraste con la soledad de don José, la familia Monzalvo Hernández se preparaba para convivir con sus difuntos.

En dos camionetas blancas que apenas cabían en los andadores para acceder a las tumbas, llevaban sillas, mesas, una bocina para la música, comida y bebidas.

CELEBRAN A SUS MUERTOS  

Cada año se reúne toda la familia de al menos tres generaciones, entre madres, padres, hijos, hijas, tías, tíos, primos y nietos, a visitar a los abuelos que están en tumba de perpetuidad.

De manera organizada algunos colocan una lona en uno de los pasillos amarrada entre las tumbas contiguas, mientras que otros limpian.

Los demás acomodan la mesa y las sillas para degustar los alimentos que compartirán en familia, sin que falten la música y las cervezas, porque para ellos es una celebración el Día de Muertos.

GRAN AFLUENCIA EN EL PANTEÓN

Este 2 de noviembre el cementerio lució con gran afluencia de personas que visitan a sus familiares, amigos o conocidos, a quienes llevan flores en ramo desde 35 pesos y hasta 150 el manojo de cempasúchil.

Marimba, trío, banda de viento y hasta bocinas con música de dispositivos móviles entonaban las canciones que eran las preferidas de los difuntos.

Ya que, según las costumbres, hoy regresan a disfrutar la comida, bebida y aromas que les ofrendan las personas que aún los recuerdan y cada año los esperan.

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